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Texas1572003 · 26-30, F
Aunque no confiaba mucho en ese permiso del que Lappland tanto presumía, seguramente tendrían problemas con las doctoras de Rhine al regresar por desobedecer órdenes, y salir arriesgándose a cualquier clase de ataque, no vivían precisamente en el momento más pacífico de la historia de la humanidad. Pero Lappland siempre había sido un espíritu libre y aguerrido, seguramente el encierro estaba volviéndola loca.
Suspiró pesadamente y sacó otro cigarrillo. —Quédate con ese.— Encendió el propio y le dio una corta calada, mientras caminaba hacia ella. —Si quieres salir vamos a hacerlo bien. Llevaremos mi auto. Me apetece ir a la playa, quien sabe cuándo tendremos que mover el laboratorio y dejaremos de ver el mar.— Pasó de largo para ser ella quien dirigiera el paseo. A decir verdad, desde que era la 'líder' de las Penguin se había vuelto un tanto mandona.
Suspiró pesadamente y sacó otro cigarrillo. —Quédate con ese.— Encendió el propio y le dio una corta calada, mientras caminaba hacia ella. —Si quieres salir vamos a hacerlo bien. Llevaremos mi auto. Me apetece ir a la playa, quien sabe cuándo tendremos que mover el laboratorio y dejaremos de ver el mar.— Pasó de largo para ser ella quien dirigiera el paseo. A decir verdad, desde que era la 'líder' de las Penguin se había vuelto un tanto mandona.
Lappland · 26-30, F
Se abrigó bien y se encogió de hombros, separó sus labios para sacar un poco de vapor y después frotó sus manos. —Estoy bajo observación, no seré desplegada a ninguna misión a menos que sea sumamente necesario. Pero me dejaron salir, dijeron que me haría bien. — Sonrió, lo dijo con total naturalidad e incluso con un tono un tanto despreocupado. En el fondo, era un sentimiento totalmente diferente. —¿Te quedarás ahí?— dió un par de pasos y se giró esperándola.
Texas1572003 · 26-30, F
Soltó un gruñido cuando arrebató el cigarrillo, Texas podía ser un tanto territorial con sus cosas. Desvió la mirada al recibirlo de nuevo y lo colocó entre sus labios. –Que no estabas en cuarentena hasta que te recuperes de... ya sabes.– No era simple para ella hablar de la infección y los estragos que causaba en su cuerpo.
Lappland · 26-30, F
¡Oi! — Le quita el cigarrillo. —Hace algo de frío, el clima está perfecto y prefieres detenerte a fumar. Podríamos ir a caminar un rato. — dió una calada al cigarrillo y se lo ofreció de vuelta metiendo las manos a los bolsillos de su gabardina.
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