—Esto no es necesario, Exusiai, se como disparar un arma.— Más lo decía por orgullo que otra cosa. Poco y nada había manejado armas de fuego, lo suyo eran definitivamente las espadas.
—Agh...— Se quejó por lo bajo, tratando de hacer lo que ella indicaba con el hombro. ¿Pero era necesario que estuviera tan cerca? Podía sentir el calor de su aliento en el rostro, más aún cuando la rodeaba con su brazo. —¿Así está bien?...— Preguntó, aunque sonaba ligeramente ansiosa. —¿Por qué debo aprender a disparar de todos modos? ¿No soy lo suficientemente efectiva con mis habilidades?
