No pudo evitar ponerse un tanto nerviosa por la cercanía. Exusiai tenía una presencia completamente contraria a la de Texas. Era alegre, vibrante y atrevida, a diferencia de ella que simplemente se dejaba dominar por sus instintos de lupo. Respingó ligeramente al sentir su mejilla contra la propia e incluso su concentración era menor que momentos atrás, pero la pelirroja prácticamente movía sus brazos para colocarla en la posición correcta y su cola... Ni siquiera se había dado cuenta de que se estaba moviendo de lado a lado y no podía controlarla. —¿Podemos parar por hoy? Tengo hambre.— Intentó que su voz no mostrara sus emociones, fallando miserablemente.

Solo se pudo reír por el tono frustrado de Texas, pues no veía tampoco tan malo errar un tiro. Solo necesitaba práctica. - Si, si puede ser... - Con una gran sonrisa, se coloca detrás de ella, apoya su cuerpo contra el ajeno, haciendo que adopte la postura adecuada. Toma desde detrás sus manos, y con su mejilla contra la de ella, la hace levantar el arma y apuntar correctamente. - Las miras alineadas, tu ojo dominante abierto. No se como deberías tener tu cola, pero creo que está bien donde está...

Hizo una mueca extraña, al jefe se le daba eso de posar con armas, pero dudaba que su compañera hubiese usado el mejor de los ejemplos. —Solo perdería mi espada si fuese lo suficientemente descuidada, y sabes que no lo soy.— Su queja no se dejó esperar, pero había retomado una mejor postura con el brazo extendido. Frente a ella estaba un blanco. Texas accionó el arma sin poder evitar dar un paso hacia atrás al hacerlo. Si Exusiai no estuviese sujetándola, seguramente habría caído al suelo. —¡No puede ser!— Ni siquiera se había acercado al centro del blanco. Frunció el ceño, frustrada.

- ¿Por que debes aprender? Mas bien preguntaría Por que NO deberías. - Completa sonrisa, propia de quien disfruta de encontrar felicidad en lo mas simple y mundano, cotidiano, y a veces rutinario. Empuja suave con su cadera la de su compañera, nada mas para que sus reflejos de combatiente la hicieran mejorar su postura. - A ver, ¿No crees que el Jefe se ve genial cuando usa una? ¿Y que pasaría si resbalas con una mancha de aceite y pierdes tu espada, y solo te queda una de estas en el cinto? - Ok, sabía que eso nunca iba a pasar. Texas jamás pondría una pistolera en su ropa, y menos iba a soltar su hoja de alta frecuencia ni por accidente.

—Agh...— Se quejó por lo bajo, tratando de hacer lo que ella indicaba con el hombro. ¿Pero era necesario que estuviera tan cerca? Podía sentir el calor de su aliento en el rostro, más aún cuando la rodeaba con su brazo. —¿Así está bien?...— Preguntó, aunque sonaba ligeramente ansiosa. —¿Por qué debo aprender a disparar de todos modos? ¿No soy lo suficientemente efectiva con mis habilidades?

- Nunca dije que no supieras. Pero se supone que lo hagas bien. - Las armas de fuego no eran de uso tan regular, y en manos de Texas eran menos útiles que un martillo de herrero. ¡No es excusa para no querer mejorar! - Ahora acomoda mejor ese hombro, o el retroceso te lo va a sacar de lugar... -