—Detesto que me digan eso. Si no me ha hecho daño hasta ahora ¿Por qué me haría daño después?— Lappland no era la primera que la regañaba por comer dulces y bebidas energizantes en exceso. La hacían sentir como una niña pequeña.

Dejó su bebida sobre un mueble cercano para abrir su chocolate y darle una mordida. —No me has dicho que haces tú despierta, asustando personas en medio de la noche.— Dijo hablando extraño, pues lo hacía al tiempo que masticaba.

Levantó ambas cejas algo sorprendida por su respuesta sin embargo eso no era suficiente para intimidarla, solamente suspiró y asintió a su comentario pues era evidente que trataba de enmendar su actitud hostil y defensiva, no la culpaba mucho tiempo la había fastidiado. Extendió su mano libre y tomó la golosina mirándola por un momento antes de abrirla y darle un bocado. —Comer tantas golosinas te hará daño... — Añadió mientras masticaba.

—No necesito que te encargues de mi trabajo.— Respondió quizás un poco más hosca de lo que pretendía, más luego llevó la mano al puente de su nariz, presionando ligeramente. —Lo que quiero decir es que de todos modos tengo problemas para dormir, es mejor si gasto mi tiempo en algo útil.— Se acercó de nuevo a la máquina y colocó en ella un par de billetes, presionando los botones para sacar un par de golosinas de chocolate, extendiendo uno hacia la albina. —Solo debo recargar un poco las energías.

Su cola se movió de un lado a otro, se inclinó a tomar su lata y enseguida la abrió apresuradose a dar un gran trago al cual añadió un suspiro lleno de satisfacción. —Que sed... — miró de reojo a la azabache e hizo una mueca dejando de mover su cola. —Así es ella, en realidad es mucho más efectiva en batalla, no se le da bien esto de trabajar. — se encogió de hombros girandose para recargarse en la máquina metiendo su mano libre a la bolsa de su gabardina. —Toma un descanso, yo me encargo.

—Por poco y atraviesas tu mano en el filo de mi espada.— Respondió a su queja dando un pequeño paso hacia atrás por el empujón, más no le tomó mucha importancia. Abrió el refresco que había tomado y le dio un gran trago. —Estaba en turno con ella. Se quedó dormida en la fábrica de materiales, la llevé a la habitación y tomé su lugar... Otra vez.— A pesar de que parecía una niña salida de un cuento de terror, incluso ella se dejaba vencer por el cansancio y al parecer tenía esa extraña costumbre de relajarse durmiendo abrazada a las colas de otros.

— ¿Precavida?, por poco y me cortas la mano. — Resopló antes de dirigirse hacia la maquina y empujar ligeramente a la azabache para poder presionar un botón esperando a que la bebida cayera. — Es muy noche. ¿No puedes dormir o estas haciendo guardia?. Pensé que esta noche le correspondía a Red. —

—Tsk.— Dio un giro a su espada en su mano para regresarla a su sitio. —No soy violenta...— Algo de reproche había en su voz, claramente le recordaba sus acciones pasadas, de las cuales no estaba orgullosa. —Soy precavida.

Woa, tranquila. Baja el arma, venía por una golosina al igual que tú. —Levanta sus manos y sonríe ladina. —Vaya que eres violenta, Texas. — No la culpaba, le había sacado un buen susto.