-El sopor de la noche venía acompañado con una presencia, parecida a la silueta que crea la muerte, en su desfigurada procedencia. Unos pasos remarcaron el eco desde donde venían, por supuesto tan altanera figura no podía sino pertenecer a un shinigami, uno muy orgulloso y para ser exactos una mujer.
Con una mirada intranquilizante inquietaba todo en ese silencio, despertando a las "tinieblas" que surcaban el cielo opacando las estrellas. Sui Feng, una mujer de baja estatura, de complexión fibrosa y esbelta posaba sus pasos ligeros sobre el tejado de un alto edificio, mimetizada en entre las desdibujadas formas más ocultas sólo reveladas por pequeños focos de luz del alumbrado público. Aquella era Karakura, una ciudad que albergaba muchas almas, y tantas otras destinadas a ser devoradas de diversas formas, es por eso que ella estaba ahí, ese era su deber y nadie lo impediría o al menos así señalaba su férrea voluntad.-
