26-30, M
Padre de los dioses y de los hombres
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SW-User
[code]Ver tanta inocencia en ese pequeño, sus gestos dulces y puros, le causaron un poco de gracia, mostrando una sonrisa muy especial. Hacía mucho tiempo que no sonreía, tanto… que hasta había pensado que se había olvidado de ello. En su inocencia y noble demostración le había dado un poco de calidez que tanto extrañaba sentir.
- Realmente eres bastante fuerte Uzse, tu determinación lo demuestra. Y tengo seguridad que cuando seas un adulto, serás alguien muy respetado y temido, lo sé porque hay mucho honor la cual desborda en tu sola presencia. -
En las afueras del templo del rey de los cielos, podía ver en el horizonte los grandes navíos que cargaban provisiones y a las tropas que encaminarían a una lucha sin tregua, donde muchas vidas de importancia se perderían, y todo por el capricho de una diosa que inicio una jugarreta.
- Esos pobres hombres… no saben lo que les espera. Se encaminan hacia un destino fatídico donde las parcas ya han escrito sus nombres en el libro de la muerte y esperan simplemente cortar el hilo de sus vidas. Toda una tragedia provocada tan solo por el capricho de la discordia. Pobres almas… -
Sin darse cuenta había dicho esas palabras en voz alta cuando simplemente debía guarecerlas como un pensamiento, pero fue tarde cuando se percató del error. Ella sabía a la perfección lo que sucedería con esos héroes míticos, pero no debía intervenir en el flujo del destino. Fue entonces que escucho las palabras del albino, si las plegarias no eran escuchadas eran por que los dioses dormían en su lecho y por ello no prestaban atención, pero entonces, ¿cómo se podría confiar en seres así?
- ¿Acaso los dioses no deberían de velar por sus creaciones? Si lo que dices es cierto pequeño… entonces, para los dioses somos poca cosa ya que prefieren sumirse en un sueño y olvidarse de nosotros para después despertar y juzgarnos por los actos que cometimos por la falta de su guía. Ahora entiendo por qué el mundo va de mal en peor con cada día que pasa. -
Quizá en ese instante, expreso palabras un tanto duras llenas de reproche; para los dioses, los mortales solo eran juguetes o marionetas que controlaban a su antojo, únicamente para matar el silencio de su eternidad, o al menos así lo creía ahora...
- Este lugar es sumamente hermoso, tan puro, limpio y natural. De donde vengo, ya no existe tanta belleza, más parece una selva de piedra. Con ello no quiero decir que no sea hermosa, La civilización humana ha evolucionado tanto que ha dominado el planeta por completo. Ha colonizado incluso las estrellas del firmamento, pero… ha perdido la noción de ser noble con la madre natura que le da cobijo. Lo más probable es que esa raza tan poderosa y avanzada empiece pronto con el declive de su existencia… -
Como darse a entender… el futuro era resplandeciente y a la vez aterrador. Pero quizá no sería bueno hablar tanto sobre los desastres, ya que solo podría asustar al niño que atentamente la observaba.
- Los dioses… En caso de que aún existan, deben seguir dormidos. Nunca he apreciado su presencia, ni siquiera sus milagros. Es por ello que muchos han dejado de creer en su existencia. De donde vengo, prima el conocimiento y no los mitos fantásticos del pasado, pero… es un gran error que piensen así, después de todo, el negar algo tan obvio y sagrado, seria semejante a negar la existencia de los míos. Y sobre tu última pregunta… eso Uzse, será mi pequeño secreto. -
Guiñando su ojo diestro, le dio a entender que había cosas que no podía revelar. No deseaba alterar más el flujo del espacio-tiempo. Pero ahora recibía una bella flor amarilla en sus manos. Un hermoso detalle sin duda, pero desconocía el motivo. Quizá algo interesante le sería explicado.[/code]
- Realmente eres bastante fuerte Uzse, tu determinación lo demuestra. Y tengo seguridad que cuando seas un adulto, serás alguien muy respetado y temido, lo sé porque hay mucho honor la cual desborda en tu sola presencia. -
En las afueras del templo del rey de los cielos, podía ver en el horizonte los grandes navíos que cargaban provisiones y a las tropas que encaminarían a una lucha sin tregua, donde muchas vidas de importancia se perderían, y todo por el capricho de una diosa que inicio una jugarreta.
- Esos pobres hombres… no saben lo que les espera. Se encaminan hacia un destino fatídico donde las parcas ya han escrito sus nombres en el libro de la muerte y esperan simplemente cortar el hilo de sus vidas. Toda una tragedia provocada tan solo por el capricho de la discordia. Pobres almas… -
Sin darse cuenta había dicho esas palabras en voz alta cuando simplemente debía guarecerlas como un pensamiento, pero fue tarde cuando se percató del error. Ella sabía a la perfección lo que sucedería con esos héroes míticos, pero no debía intervenir en el flujo del destino. Fue entonces que escucho las palabras del albino, si las plegarias no eran escuchadas eran por que los dioses dormían en su lecho y por ello no prestaban atención, pero entonces, ¿cómo se podría confiar en seres así?
- ¿Acaso los dioses no deberían de velar por sus creaciones? Si lo que dices es cierto pequeño… entonces, para los dioses somos poca cosa ya que prefieren sumirse en un sueño y olvidarse de nosotros para después despertar y juzgarnos por los actos que cometimos por la falta de su guía. Ahora entiendo por qué el mundo va de mal en peor con cada día que pasa. -
Quizá en ese instante, expreso palabras un tanto duras llenas de reproche; para los dioses, los mortales solo eran juguetes o marionetas que controlaban a su antojo, únicamente para matar el silencio de su eternidad, o al menos así lo creía ahora...
- Este lugar es sumamente hermoso, tan puro, limpio y natural. De donde vengo, ya no existe tanta belleza, más parece una selva de piedra. Con ello no quiero decir que no sea hermosa, La civilización humana ha evolucionado tanto que ha dominado el planeta por completo. Ha colonizado incluso las estrellas del firmamento, pero… ha perdido la noción de ser noble con la madre natura que le da cobijo. Lo más probable es que esa raza tan poderosa y avanzada empiece pronto con el declive de su existencia… -
Como darse a entender… el futuro era resplandeciente y a la vez aterrador. Pero quizá no sería bueno hablar tanto sobre los desastres, ya que solo podría asustar al niño que atentamente la observaba.
- Los dioses… En caso de que aún existan, deben seguir dormidos. Nunca he apreciado su presencia, ni siquiera sus milagros. Es por ello que muchos han dejado de creer en su existencia. De donde vengo, prima el conocimiento y no los mitos fantásticos del pasado, pero… es un gran error que piensen así, después de todo, el negar algo tan obvio y sagrado, seria semejante a negar la existencia de los míos. Y sobre tu última pregunta… eso Uzse, será mi pequeño secreto. -
Guiñando su ojo diestro, le dio a entender que había cosas que no podía revelar. No deseaba alterar más el flujo del espacio-tiempo. Pero ahora recibía una bella flor amarilla en sus manos. Un hermoso detalle sin duda, pero desconocía el motivo. Quizá algo interesante le sería explicado.[/code]