¡Feliz cumpleaños! -Se lanzó sobre él para darle tantos besos como le fueron posibles y, por supuesto, llevaba seis botellas del mejor sake. Lo mejor para él. Lo amaba.-
Se protegió en el abrazo cálido que él le ofrecía. Sintió la empatía y el amor con el que él ahora la trataba. Sentía una fuerte satisfacción por ello. Lo adoraba. Cerró sus ojos recibiendo ese cariño en forma de besos y sonrió dulce mientras sostenía su mano en la ropa del hombre. No dijo nada más y dejó de llorar, enfocó esa energía mejor en besarle y hacer de aquel beso uno lleno de deseo y amor. Le acarició la mejilla y se dejó llevar por el momento donde no había nada más que el ósculo hermoso que solo él le podía ofrecer.
Su rostro se tornó serio al verla llorar y una sonrisa se escapó a sus labios ante las palabras del la Capitana.
━ No te disculpes, ven acá.
Y sin más le abrazó con cuidado, la acuñó contra él ofreciéndole un cálido abrazo.
━ Cuando te veo llorar se me parte el alma, así que deberé quitarte esas lágrimas.
Tomó entonces el rostro de su mujer entre sus manos y comenzó a dejar variados besos en ella hasta que llegó a sus labios y le besó de forma lenta, profunda.
Le miró y sonrió ampliamente. De repente una fragilidad inmensa le asaltó el alma. Los ojos se llenaron de fuertes lágrimas que escaparon densas por sus mejillas. Se incorporó y bajó la mirada apenada.
—Perdona. Es solo que... Te extraño tanto. -
Odiaba ser tan llorona, pero así era ella. Limpió su rostro y tomó el moño de la canasta para ponérselo en su cabellera azul.
