"¡Espera, espera! ¿acaso él ... está intentando hablar conmigo?, o ¿está girando su mirada hacia mi?. ¡Oh, Diosmio ... un apuesto joven me habla!, ¡Vamos Tomoko no seas tonta y comenta algo interesante.", pensó la jovencita de orbes jades y cabello de tono oscuro sin poder recitar una palabra que responda al pelinegro, pero ... ¿qué podía decir, contestar o responder?, ¡Maldita timidez, fobia social o lo que se llame!.*
*En ese momento, suspiraría a gran profundidad sintiéndose mareada y temerosa de lo que el joven podría pensar de ella, pues hace unos días Tomoko observó que no es una joven bella, agraciada o con dotes femeninos que una gran mayoría de las chicas posee. Sus orbes se abrieron como dos platos extendidos y escondería su mirada tras el flequillo de su oscuro cabello presa de la tímida naturaleza..*
- Y-yo ... tk-tks ...
*Susurró con palabras poco entendibles, mientras imaginó al joven llevándola en brazos como si ella fuese una princesa en busca de su amor platónico. También, entre debrayes mentales, podía imaginarse al joven incitándola a escapar junto con ella y vivir grandes aventuras, pero la jovencita solo mostraba ese semblante pálido y temeroso.*
