Ni siquiera se inmutó; quizá era uno de los pocos seres a los cuales Tabitha no lograba sacar de quicio... Al menos no tan fácimente. Se incorporó, acomodándose los lentes por reflejo tras ello, para dirigir una mirada anodina, desinteresada, a la vampiresa. —Pero muchos no lo saben. Y, por molesto que sea, nos es útil fingir que aún lo somos. Claro que no espero que lo entiendas. —Añadió con un levísimo atisbo de exasperación; tan leve como el resto de las emociones que aún demostraba.