— No, entre más lejos estén de mi... Es mejor— Mencionó en calma hasta que sintió esas ¿Caricias?, Trató de te tranquilizarse. Pues le tomó distraído y sin notarlo de su cuerpo se proyectó su Stand: Star Platinum se exhibió frente a ella como una figura fantasmal que se desprendía de la férrea espalda del azabache, un físico y expresión similar a la de su amo acompañaba unos fieros ojos de tonalidad cian.
—....— No estaba seguro sí ella podía verlo, pues la regla era que sólo tenía visibilidad por los usuarios de este don pero al ser un demonio ¿Quién sabe?.
Estoy segura. Casi siento que te autodenominas simple para alejar a las personas, ¿No disfrutas el interés ajeno, acaso?
× Al ver que el hombre no reaccionó por sus acciones le tomó como una invitación a mas, aún así no tentaría a su suerte y se dedicaría solo a peinar los pocos cabellos que se asomaban en la nuca ajena gracias a su sombrero. Si el hombre bajaba la guardia podría incluso disfrutarlo, ya que si bien Andras tenía unas largas y peligrosas uñas, estas apenas rosaban con el cuero cabelludo ajeno ×
Le sorprendió un poco cómo llego ella a esa altura, Jōtarō a diferencia de los nativos Japoneses heredó la altura de los Británicos por parte de la familia de su madre, soltó un suspiro y aguardó. No podía exteriorizarle nada, de todas formas era pésimo para eso.
— ¿Eso cree?— Por fortuna ya era amo y señor de los movimientos de su Stand por ello estaba tranquilo de no agredirla.
× Se detuvo tras de él, cerró la distancia entre ambos a tal punto que su respiración cálida recaía en la nuca del hombre, sabía que era osado, pero no conocía límites. Quiso morderle, su naturaleza casi de lo exigía, pero sabía que él era de paciencia, así que simplemente fue su diestra quien brindó un sutil caricia en su cuello, colando parte de sus dedos entre el cabello ajeno × No creo que seas tan simple. ~
No se tomó la molestia de seguirle con la mirada, pero atento escuchaba como la suela de los zapatos que ella portaba resonaba sobre el suelo y solo con escuchar evidenció que estaba rodeándolo casi como un felino a una presa. Qué osada podía ser la chica pero él no se atrevería a dañarle, a tocarle si quiera sin una razón de peso de por medio que lo requiera.
— Eso mismo me pregunto,¿Sí no quieres mi alma? ¿Que deseas en realidad? ¿Como un simple humano agradaría a un inmortal?—
× Conocía su carácter, tal vez por eso lo veía como un reto. Caminó hacia el, y después su andar sería en círculos alrededor del mismo, una actitud juguetona como siempre × Me agradas, Jōtarō, me pregunto porque. ~
A veces se preguntaba el porqué hallaba interés en hablarle. Respuesta a una pregunta que se formulaba a diario en su mente, simplemente continuaria con la charla sin ningún tipo de objetivo o eso quería creer.
— De esa forma está bien— Aseguró con su particular carácter un tanto distante.
