—Sabía que tenía poderes pero no se acostumbraba a usarlos y menos cuando el momento no lo requería. Podía sentir com suavidad los dedos de Tomoe acariciarle el cabello, levantó la morada al escucharlo entrecerrando los ojos un poco— ¿Castigarme? ¿Cómo?

— Tu también tienes poderes, solo que no los explotas— Suspiró, así clavo la mirada en las nubes y su diestra le soltó un poco para acariciarle los cabellos, entrelazar sus dedos languidos sobre las hebras lacias de la menor. — Entonces, te castigaré—

Tu tienes poderes, es trampa. —Los brazos de Tomoe la rodearon para acercarla más a sí mismo— Si, creo que me tienes. —Una pequeña risa brotó de ella al sentirse atrapada—

— Todo es válido— Ajustó sus brazos alrededor de ese frágil cuerpo para mantenerla sobre su pecho — Te tengo— Sonrió a medio labio, triunfante y encadenandole con sus brazos.

—Cuando pensó que ya estaba lo suficientemente lejos del kitsune y que podría huir ilesa, lo vió hacer trampa y utilizar aquel fuego para alcanzarla, pero iba tan rápido que su forma de detenerse era el impactarse contra Tomoe, haciendo que ambos cayeran al suelo— ¡Ouch! Eso no fue justo.

Dió un salto corto, en la base de sus pies apareció una nube de color azul similar a las llamaradas que solía utilizar para atacar a sus víctimas. Ésto le hizo agilizar su paso, se acercó lo suficiente para atraparla en un abrazo que por el impacto cayó de espaldas sobre el suelo.

—Si corría por su propia seguridad, era la chica más veloz del mundo. Mostraba una agilidad impresionante y que no tenía en un día común y corriente— Prefiero seguir huyendo.

— Si huyes te va a ir peor— Le sorprendía la capacidad de huída de la castaña, le había visto correr por su vida en otras ocasiones y realmente era muy ágil.

¡No~oo! Quiero vivir. —Siguió corriendo al verlo ir tras ella—

— ¡Vuelve aquí!— Le persiguió