El Kitsune se acercó para abrazar la cintura de la castaña, apegando su mejilla sobre ese gentil vientre, era la clara señal de que estaba derrotado por ella.

Tomoe... -Nanami se quedó silenciosa luego de escucharle, más mantuvo la sonrisa, pues se conmovió por lo que dijo el youkai.- Y tu me tienes a mi por siempre. Te amo.

Lo meditó un poco, dejó que el suave tacto de la castaña interceptara su melena platinada junto con sus orejas.

— Ya me tienes, siempre me tendrás...—

-Acarició su cabeza de forma cariñosa y suave, aprovechando que sus orejitas estaban hacía atrás.- ... Eres muy lindo, no merezco tenerte, pero me esforzaré para tener tu amor de nuevo.

Echó sus orejas hacía atrás, mantenía un silencio sepulcral y su mirada se dirigió a ella.

Tomoe... Perdón, jamás volveré a hacer eso, déjame retomar tu confianza.