—Esta vez si levantó el rostro para mirarle mientras él sostenía un mechón de su cabello hasta llevarlo a su nariz— No me molesta... Mientras seas tú quien lo haga.

— Imposible, mejor no te dejes asfixiar por mí— Tomó uno de esos lacios mechones entre sus puntiagudas garras para olfatearle.

Debería empezar a hacer letreros para que encuentres una nueva diosa con la que hagas un nuevo contrato. —Sonrió con cierta diversión, suspirando ante esa suave caricia que dejó sobre sus cabellos—

— Todo el tiempo— Solo le molestaba, pero lejos de querer separarse de ella le acaricio tiernamente la cabeza.

—Aquello sin duda le arrancó una sonrisa a la diosa, así que sólo se apretó un poco más a él aspirando ese aroma tan característico de Tomoe— Me lo imaginaba, ya intentas deshacerte de mi.

Notó que le abrazó, esto le hizo tragar saliva y entonces hizo un poco de presión de su pecho contra esa pequeña nariz — No te equivoques, solo te quería asfixiar—

—Las manos de la castaña se posaron sobre el pecho del zorro, estaba sorprendida y deseaba que no notara el frenético latir de su corazón— Sólo... En algunas ocasiones. —Los brazos de Nanami rodearon a Tomoe apegándose a él—

— Shhh...~ — Posó la diestra sobre la cabeza de la menor para atraerla a su pecho. — ¿No te cansas de hablar tanto?—

—Entendía el sentir del demonio, Mikage se había ido sin decirle nada y después de tantos años aparece alguien tan torpe y simplona como ella... Era entendible su forma de ser— No te decepcionaré, Tomoe. Lo prometo. Y... No eres estúpido.

Parpadeó ligeramente al escucharle y esto solo le hizo desviar en brevedad la mirada a un costado — Mikage... Le odio por haber abandonado este lugar, pero es digno de confianza.— Su mirada se vio llena de recuerdos — Tal vez soy un zorro muy estúpido para darme cuenta, que vió él en tí—