Este se mostró aún mas curioso al escuchar aquellas palabras del joven e hizo una leve reverencia, primero buscaría donde poder descanzar y luego probablemente se devolvería a ver si aquel joven había tenido éxito en su cazería o simplemente fué la comida de aquellas criaturas que ciertamente hasta esa noche había conocido en persona; de nuevo habló con su ascento extranjero muy marcado.
— Al escuchar la palabra "demonio" el semblante del joven cambio en una determinante expresión la cual solo tenia como objetivo a exterminar aquella existencia la cual le teme a los rayos del sol. —
En ese caso me dirijo hacia allá, muchas gracias por la información señor.
— Realiza apenas una pequeña reverencia ante el con una sonrisa reincorporandose de inmediato pues tenia una misión que completar. —
Kamado Tanjirou le agradece cordialmente su información tenga la seguridad que exterminare a esos demonios.
— Mmmm?? Ten cuidado mas adelante joven hay demonios adelante y...estoy seguro de que deben estar molestos porque huí de ellos...
Fueron sus palabras mientras embozaba aquella gentil sonrisa mientras mantenía su mirada fija en aquel joven hombre, aunque escuchar aquellas palabras llamó más su atención debido a un pequeño detalle.
— El percibio aquel aroma el cual parecido a un demonio contenia una escasa mezcla de sed de sangre, permanecio alerta la mano del joven estaba cerca de la empuñadora de su Katana Nichirin, uno nunca sabia en que momento podria venir un ataque sorpresa en otra dirección podria no venir solo aquel hombre, en el rostro del azabache con un matiz carmesí como en su mirar diviso aquel forastero de pies a cabeza respondiendo a sus palabras. —
En estas tierras es una costumbre de ello, por tus ropas puedo percibir una aroma de lugares que has recorrido hasta este lugar o me equivoco viajero?
— Cuanta la elegancia de las personas de este país con sus ropajes y sus armas forjadas por su propia gente con corazón y alma....
Dijo para si mismo el extranjero mientras caminaba tranquilamente por aquellas tierras ya iniciada la noche, sus carmesíes ojos se fijaron en la totalidad de aquel joven hombre para así sonreir gentilmente, venía de ciertamente un infortunio pero había logrado salir vivo, para el joven cazador por otro lado, el hombre que se acercaba a este era bastante alto, vestía una mezcla entre armadura y telas además de tener dos espadas de estilo extranjero en su cintura una a cada lado y además de un muy peculiar aroma que se confundía con el de un demonio dada su naturaleza, estaba bañado de la sangre de estos.
Ver como aquel joven iba hacia la dirección de la cual este huía en un amable gesto le hizo asomar su rostro y aquellos ojos de intenso rojo por debajo