— Imaginarme un mundo sin inadaptados pues no existirían ni los virtuosos ni los débiles, tarde o temprano las personas encontrarían alguna forma de segregar al prójimo, si lo hacen un delfín deforme en su manada, Qué esperas de la humanidad quien vive de jerarquía.— La estatura y el porte era demasiado exagerado hasta para un civil promedio, aunado de sus rasgos levemente asiáticos los cuales se diluyen con otra sangre dando así un aspecto más mestizo. — ¿Inadaptado yo?, Hummm.. ¡Nah!— Respondió rápido sin ninguna empatía. — Los lentes me los quería quedar son muy graciosos pero estás ciega así que te los devuelvo sin comisión.—

— Ser ñoña mata socialmente aunque eso hace efecto si dependes de la convivencia hasta que te carcome el cerebro de inquietud.—

El timbre de voz que tenía era uno particular de voz gruesa pero con un toque de dulzura en su labia, muy contrario a su carácter libertino y desinhibido que lo caracteriza en primera estancia.

— ¿Es que acaso ser un poco inadaptada social o ñoña es malo? —añadió una nueva incógnita. — Imagina lo aburrido que sería este mundo si no fueramos un poco inadaptados; donde no existe la emoción por experimentar más allá de lo que desconoces por miedo a que te llamen bicho raro. —no tuvo malicia para extender sus manos en dirección al hombre, que a duras penas puede lograr ver con mayor enfoque y sin perderse de vista, pese a no destacar grandes detalles o rasgos, pues se equilibra con el timbre de su voz que bien busca quedarse grabado en su subconsciente, Era buena reconociendo la voz de la gente.

Buscó que sus lentes fueran entregados, no parece ceder a la actitud de él siquiera. — ¿No crees que tú también podrías ser un inadaptado más? —preguntó de nuevo y con el rostro en alza, pues a diferencia dde la nipona, él logra darle la sombra necesaria para indicar que se trata de alguien que supera su estatura.

Se podría decir que el varón gozaba de buena visión por lo mismo le empezó punzar un poco la cabeza, si bien no era mucho el aumento, no se logró adaptar. De un movimiento elevó los lentes a su cabeza para mayor comodidad.
— ¿𝐂𝐚𝐮𝐬𝐚𝐫𝐭𝐞 𝐲𝐨 𝐝𝐨𝐥𝐨𝐫?, 𝐃𝐨𝐥𝐨𝐫 𝐞𝐬 𝐮𝐬𝐚𝐫 𝐞𝐬𝐭𝐞 𝐚𝐫𝐦𝐚𝐳𝐨́𝐧 𝐝𝐞 𝐥𝐞𝐧𝐭𝐞𝐬 𝐚𝐮𝐧𝐪𝐮𝐞 𝐝𝐞́𝐣𝐚𝐦𝐞 𝐝𝐞𝐜𝐢𝐫𝐭𝐞 𝐪𝐮𝐞 𝐞 𝐯𝐢𝐬𝐭𝐨 𝐨𝐭𝐫𝐨𝐬 𝐦𝐢𝐨𝐩𝐞𝐬 𝐦𝐚́𝐬 𝐜𝐞𝐠𝐚𝐭𝐨𝐧𝐞𝐬, 𝐮𝐧𝐨 𝐝𝐞 𝐞𝐥𝐥𝐨𝐬 𝐭𝐞𝐧𝐢́𝐚 𝐭𝐚𝐧𝐭𝐨 𝐩𝐞𝐫𝐨 𝐭𝐚𝐧𝐭𝐨 𝐚𝐮𝐦𝐞𝐧𝐭𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐞𝐧 𝐯𝐞𝐳 𝐝𝐞 𝐥𝐞𝐧𝐭𝐞𝐬 𝐩𝐚𝐫𝐞𝐜𝐢́𝐚𝐧 𝐭𝐞𝐥𝐞𝐬𝐜𝐨𝐩𝐢𝐨𝐬 .—
Por su forma de hablar parecía ser un tipo demasiado confianzudo y de fluida conversación.
—𝐒𝐢𝐞𝐧𝐭𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐭𝐞 𝐯𝐞𝐬 𝐦𝐞𝐣𝐨𝐫, 𝐲𝐚 𝐧𝐨 𝐩𝐚𝐫𝐞𝐜𝐞𝐬 𝐮𝐧𝐚 𝐧̃𝐨𝐧̃𝐚 𝐨 𝐮𝐧𝐚 𝐞𝐬𝐩𝐞𝐜𝐢𝐞 𝐝𝐞 𝐢𝐧𝐚𝐝𝐚𝐩𝐭𝐚𝐝𝐚 𝐬𝐨𝐜𝐢𝐚𝐥.—
Para su punto de vista esa chica a la cuál le acaba de robar los lentes se veía "algo recatada" siendo un foco perfecto para fastidiarla.

No lo io venir, nisiquiera se percató sino hasta el momento de notar su vista un poco borrosa. No es que sufra de miopía o una condición ocular. — Apropiados para mí, diría yo —acota serena, con la mirada comenzando a acostumbrarse a su entorno conforme parpadea un poco más de lo debido. —Uh, casi haces que me dé un dolor de cabeza.

Aprovecho para retirarle los lentes con agilidad y soprebonerlos en sus ojos para admirar cuánto aumento tenían estos. — 𝐒𝐨𝐧 𝐠𝐫𝐚𝐧𝐝𝐞𝐬 𝐲 𝐩𝐞𝐬𝐚𝐝𝐨𝐬.