— Nací listo — Y era la mentira más grande del mundo, pero ella no tenía por qué saberlo. Acercó su rostro lo suficiente a ella como para dejarle un beso fugaz en la mejilla, dando un apretón en su cintura— Sabrás que canción tocaré para ti.

Correspondió el abrazo, dándole palmaditas en la espalda porque presentía que estaba nervioso. Quizás era porque ella estaba ahí en ese momento, a punto de presenciar una de sus más emblemáticas presentaciones. Lo estrechó un poco más, intentando infundirle tranquilidad y calor. —Los japoneses lo hacemos mejor. ¿Estás listo?

El golpe no le dolió, por el contrario, le hizo sonreír, mostrando una mueca rara al tener las mejillas aprisionada por sus dedos. Una pequeña carcajada y el rubio se inclinó para besar su mejilla de forma sonora, abrazándola — ¿Chistes de chinos? ¿Es parte de tu humor asiático?

La pregunta la ofendió, así que en la fotografía salió una Katara frunciendo el ceño mirando al rubio de rizos con molestia. No miró a la cámara, en su lugar le dio un golpe en el pecho y después apretó sus mejillas con una sola mano. —Obvio estaré ahí, soy su fan número uno. ¿Quién venderá los productos piratas si no voy?

— ¿Irás a vernos? —Tomó el teléfono entre sus manos, poniendo la cámara para así poder apreciar los colores. Después de hacer un par de caras chistosas a su pantalla, la jaló hacía él, posando para una foto juntos— ¡Sonríe, japonesita!

—Me quedó bastante bien el maquillaje, ¿no crees? Estoy segura que triunfarás en Londres. —sonrió con satisfacción, dándole su teléfono para que pudiese ver su obra de arte.