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Jefa de guerra de la Horda
About Me
About Me
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[center][med][b]Nombre: [/b]
[c=#7300E5] Sylvanas Windrunner [/c]

[b]Apodo: [/b]
[c=#7300E5]Jefa de Guerra de la Horda
Reina Alma en Pena
La Dama Oscura.[/c]

[b]Estado: [/b]
[c=#7300E5]No muerto.[/c]

[b]Ocupación: [/b]
[c=#7300E5]Líder de la Horda.[/c]

[b]Ubicación: [/b]
[c=#7300E5]Entrañas.[/c]

[b]Raza: [/b]
[c=#7300E5]Alto Elfo
Banshee.[/c]

[b]Clase: [/b]
[c=#7300E5]Forestal Oscura.[/c]

[b]Afiliación: [/b]
[c=#7300E5] Renegados.[/c]
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[center][media=https://www.youtube.com/watch?v=qRHqNYKt_ys][/center]

Sylvanas Windrunner es la líder y la fundadora de la facción de los Renegados, aliados de la Horda en los Reinos del Este. Ostenta el título de La Dama Oscura: Reina de los Renegados, aunque originalmente se hacía llamar simplemente La Reina alma en pena. Anteriormente era la líder de los guardabosques de silvermoon, hasta que se enfrentó a Arthas siendo asesinada y como consecuencia su pueblo es arrasado, luego Arthas la resucitó.

Sylvanas posee un ingenio militar difícil de igualar. Como general Supremo de Quel'thalas, se enfrentó al príncipe Arthas durante la invasión que este llevó a cabo de la nación elfa. Luchó con gran valor y coraje, lo que hizo que el príncipe viera en ella una buena subalterna. De hecho, tras la caída de Lunargenta y el asesinato de su defensora, Arthas utilizó sus poderes nigrománticos para traerla de entre los muertos como una alma en pena a sus órdenes.

Esta criatura No-Muerta serviría al príncipe con fidelidad, siéndole muy útil en su campaña de destrucción.

Sería así hasta que se produjera el debilitamiento del Rey Exanime provocada por Ilidan en las ruinas de Dalaran por órdenes de Kil'jaeden. Sylvanas recuperó su voluntad, y escapando del control al que estaba sometida, unió a otros que como ella volvían a pensar por sí mismos. Con este recién formado ejército aprovechando la ausencia del príncipe Arthas, atacó a los señores de los demonios que habían invadido Lordaeron. Una vez vencidas las fuerzas de estos demonios, humanos vivos controlados mentalmente, Sylvanas llevó a cabo las dos acciones que la perpetuarían en el poder: Ordenó asesinar al resto de humanos que se encontraran en Lordaeron y ligó al último señor de los demonios, Varimathras, a su voluntad.

Tras esta declaración de intenciones, renombró a las fuerzas que comandaba como Los Renegados o Forsaken en Inglés, - una facción opuesta al Azote que lideraba Arthas, No-muertos capaces de pensar y actuar por si mismos - y se declaró su reina.

Bajo su hábil liderazgo, los Renegados han sido capaces de expulsar al resto de las fuerzas del Azote de sus dominios, al tiempo que mantenían a raya a los miembros de la Cruzada Escarlata. Sylvanas tiene la reputación de ser una gran estratega, una hábil oradora y una mortífera arquera.

Sylvanas fue miembro de la familia Brisaveloz, una de las más importantes dentro de la sociedad de los Altos Elfos. Tiene al menos cuatro hermanos, entre los que se cuentan Alleria, Vereesa y Lirath. Su hogar era Windrunner Spire, en los tranquilos bosques de Quel'thalas (hoy parte de Tierras Fantasma). Sylvanas decidió unirse al cuerpo militar de los Forestales, y con el paso de los años ascendió en sus filas hasta el rango de General.

La Segunda Guerra

Durante la Segunda Guerra, los Altos Elfos ofrecieron tan sólo una ayuda simbólica a la Alianza. Entre dicha ayuda se incluyó el envío de un comando a las órdenes de la hermana mayor de Sylvanas, Alleria. Días después de su partida se descubrió unos misteriosos focos de incendio en los bosques de Quel'Thalas. Sylvanas, tomando el mando de los restantes forestales que quedaban, partió para investigar la causa de dichos fuegos. Lo que descubrió, sin embargo, era que una banda de trolls del bosque merodeaba más cerca de lo habitual. Los alcanzó a las pocas horas, justo cuando estos le tendían una emboscada a las fuerzas de Alleria. Sylvanas no perdió el tiempo con preguntas, ordenó a sus exploradores que se unieran a la refriega y así se alcanzó una pronta victoria por parte de los elfos.

Tras el combate, Alleria le hizo saber a su hermana el motivo de su pronto regreso: una banda de orcos, ayudados por algunos dragones, estaban arrasando los bosques al sur de la nación elfa. Los humanos habían mandado a Alleria en busca de ayuda de Lunargenta, que tan sólo se encontraba a un par de días del campo de batalla. Sylvanas dio la orden de marchar contra los orcos, y así fue como las tropas de la Horda se vieron atrapadas entre dos frentes, por un lado el ejército de Quel'Thalas, dirigido por Sylvanas, y por el otro lado el humano, a las órdenes del paladín Turalyon.

La batalla que siguió fue durísima, y duró varios días, pero finalmente los orcos fueron derrotados y tuvieron que retirarse con numerosas bajas. Alleria y Turalyon los persiguieron, mientras Sylvanas rastreaba los bosques de Quel'Thalas en busca de supervivientes enemigos. Meses después la Horda fue expulsada de Azeroth, el Portal Oscuro fue destruido, y la Segunda Guerra llegó a su fin.

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Poco después de la Segunda Guerra, los altos elfos decidieron romper sus lazos con la Alianza. De este modo, fueron Sylvanas y sus forestales los encargados de proteger Lunargente de cualquier amenaza. A pesar de la existencia de criaturas peligrosas en las proximidades de la nación élfica, como los trols de los bosques, los murlocs o los gnolls, Quel'Thalas se mantuvo en una relativa paz. Con los años, los bosques recobraron su otrora belleza; a pesar de lo cual Sylvanas mantuvo siempre atentos y dispuestos a sus exploradores, sabedora de lo pasajera que esa calma podría ser.


Desgraciadamente, estos temores pronto se harían realidad. Arthas, El Traidor de Lordaeron convertido ya en un caballero de la muerte, apareció de improvisto en las mismas fronteras de Quel'Thalas al mando de un ejército de muertos vivientes. Inmediatamente, comenzó a atacar pequeñas aldeas de los alrededores de Lunargente, lo que obligó a Sylvanas a liderar a sus ejércitos de nuevo, marchando contra las fuerzas del príncipe. Sin embargo, la infinita superioridad numérica de los no-muertos obligó a la General a mantener una constante lucha de guerrillas, batiéndose en retirada cuando la situación se hacía insostenible por parte de los elfos.

Los combates aumentaron en número e intensidad. Arthas avanzó sin descanso hasta alcanzar la muralla exterior de Quel'Thalas, acabando con todo elfo que osara ponerse en su camino. Sylvanas ordenó a sus tropas que se retiraran hasta la segunda muralla, sabedora de que el príncipe no podría abrir la puerta de la misma, que estaba guardada por un poderoso encantamiento. Sin embargo, el caballero de la muerte se las ingenió para romper la defensa e irrumpió en la nación elfa destruyendo todo lo que se encontraba a su paso.
Sylvanas y sus fuerzas fueron atacadas salvajemente. Sin posibilidad de escape, los elfos debie
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Sylvanas combatiendo a los invasores undead
ron plantar cara a sus oponentes en una batalla sin esperanza. La General intentó mandar un aviso a la ciudadela de Lunargenta para que se evacuara mientras ella y sus tropas intentaban entretener a Arthas cuanto fue
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Sylvanas enfrentando a Arthas durante la invasión de Quel'thalas
ra posible. Se enviaron muchos mensajeros elfos, pero Arthas se encargó de que ninguno de ellos alcanzara la ciudad, que permanecería ajena a todo hasta que fuera demasiado tarde.

A pesar de su impotencia, Sylvanas continuó batallando con toda su pericia. Sus soldados caídos pronto eran levantados de nuevo con poderes necrománticos y enviadas a luchar contra ella. La General aguantó como pudo, viendo disminuir su contingente rápidamente. Finalmente, Arthas y ella se enfrentaron en un mano a mano. Por desgracia, la pericia de la elfa nada pudo contra los poderes sobrenaturales del príncipe.

Tras recibir una estocada en el estómago, Sylvanas Brisaveloz, General de los forestales de Quel'Thalas, fue finalmente abatida.

El informe oficial de la batalla de Lunargenta narra como la General Sylvanas Brisaveloz luchó y murió en defensa de su patria contra las hordas de no-muertos. Deja claro que su cuerpo no recibió los honores adecuados debido a que se consumió en el incendio que asoló más de la mitad de la capital elfa.

La historia de Rhonin era diferente: Sylvanas no murió, sino que fue capturada. Herida mortalmente, fue arrastrada personalmente por Arthas hasta un antiquísimo templo, donde antaño los Trol Tumorani realizaban sacrificios humanos con los prisioneros de guerra elfos. Sintiendo que sus fuerzas la abandonaban, Sylvanas reclamó una muerte honorable, digna de un guerrero. Sin embargo, el malvado príncipe tenía otros planes para ella.

Sus heridas fueron parcialmente curadas, tras lo cual comenzó una meticulosa tortura que duraría días. Cuando Sylvanas caía inconsciente, los sacerdotes oscuros volvían a regenerar su cuerpo para así volver a empezar. Una vez que el príncipe se aburrió de torturarla y mutilarla, acabó con la vida de la General, corrompiendo su alma mediante sus artes nigrománticas y traiéndola de vuelta como un espíritu cargado de odio y maldad. De este modo, Sylvanas se despertó a su nueva "no vida". Bajo el control absoluto del Rey Exánime, la alma en pena ayudó a Arthas a tomar la ciudad de Lunargenta, y llevar al Azote hasta el mismo Pozo del Sol.
La Forestal Oscura Editar

Mientras Arthas devastaba las tierras del norte de Lordaeron, Sylvanas recuperó su antiguo cuerpo físico e insufló su corrupto espíritu en él. De nuevo corpórea, la Reina Alma en Pena descubrió que el vínculo que antaño tuviera con el mundo natural había desaparecido. Furiosa por ello, comenzó a investigar un campo que ahora era mucho más cercano a ella: la necromancia. Uniendo las técnicas de guerra élficas con los poderes oscuros, desarrolló un estilo de combate completamente nuevo. Sería el nacimiento de los Forestales Oscuros.

Sylvanas es la mejor arquera de Azeroth - se dice que puede alcanzar a un pájaro en el ojo a una distancia de trescientos metros. Maneja el Arco del Caminante del Sol - anteriormente perteneciente a la familia Sunstrider, se le ofreció cuando se convirtió en General de Silvermoon.