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SylphideQ · 31-35, F
Podía sentirlo, tal como esa vez. Ahora era diferente, pues no estaba la abundancia de sangre como en esa ocasión, los pedazos de entrañas que escapaban del tajo en su estómago, las piezas del rompecabezas que tenía meses gestándose dentro de ella. Cómo se le erizaron los poros del cuerpo ante la emoción de estar a unos metros de él, de echar un vistazo nuevamente a ese hombre. Y lo tuvo.
Las sombras del callejón no le permitieron ver tal como hubiese querido, pero también veía a través de la tierra. Aprendió muy bien cuánto pesaba, en qué pie estaba apoyándose, y seguro si se concentraba podría detectar algo de pulso, pero eso lo descartó.
Había una diferencia muy grande en esta ocasión, pero no la suficiente. Incluso ahí podía darse cuenta de que ese ser era fuerte, que sus músculos pesaban con experiencia y ocultaban muy bien sus puntos débiles. La tierra le comunicó el inicio del encuentro, podía sentir que él estaba en movimiento.
Su mano bajó hacia tres cuchillos ideales...
Las sombras del callejón no le permitieron ver tal como hubiese querido, pero también veía a través de la tierra. Aprendió muy bien cuánto pesaba, en qué pie estaba apoyándose, y seguro si se concentraba podría detectar algo de pulso, pero eso lo descartó.
Había una diferencia muy grande en esta ocasión, pero no la suficiente. Incluso ahí podía darse cuenta de que ese ser era fuerte, que sus músculos pesaban con experiencia y ocultaban muy bien sus puntos débiles. La tierra le comunicó el inicio del encuentro, podía sentir que él estaba en movimiento.
Su mano bajó hacia tres cuchillos ideales...
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