Suiseiseki

-Lhun.- Voltea a verla como siendo una orden que provenía del interior de su mente, donde en la penumbra de su rostro resalta el brillo de uno ojo rojo que brilla en el lado derecho de su rostro y debajo de su gastada capucha se pueden apreciar placas negras de metal que relucen por el resplandor del sol artificial del juego.

-No hay tiempo que perder.- Es lo último que dice con suma frialdad, posteriormente reanuda su marcha, no quería ser impuntual con su informante especialmente porque el sujeto en cuestión corría el riesgo de ser sorprendido por cualquiera de los acólitos que se han introducido al juego para escapar de él.

Mientras en el interior de una abandonada casa de clase media de dos pisos, un sujeto en pésimo estado de salud se encuentra postrado sobre la cama con sus extremidades cortadas excepto su brazo derecho, su cuerpo se encuentra conectado mediante cables de cobre que lo conectan en una lúgubre máquina que aparentemente lo mantenía con vida y posteriormente a un juego, rodeado de misteriosas pantallas de computadoras leyendo una serie de códigos que no correspondían al código binario de un sistema que inútilmente se disfrazaba de la serie de unos y ceros que componen el código fuente.

-Te he salvado de esta realidad, de tu patético cuerpo. Ahora antes de darte la libertad que tanto deseas, necesito que acabes con un admirador mío.- Se escucha una voz juguetona como sarcástica -¡Eres muy perspicaz eso me gusta!, tengo una orden sencilla para tí, ¿quieres vengarte? entonces utilizado tu poder y ¡acábalo!- Aquel despojo de ser vivo reaccionó ante la seductora voz que lo llenaba de esperanza, luego de unos minutos mirando al vacío de la oscuridad del cuarto sólo sonríe y se pone el casco de realidad virtual, generándose en las consola una cierta distorsión por la enigmática forma de vida que se introduce en el juego.

-Redeyes.. Lhun... cuando entenderán que sólo escapan de lo que realmente desean.-