Una confianza peculiar entre ambos eso los distinguía, aquella relación inexplicable que los reúne casi siempre. De alguna forma u otra procuraba alentar con sus palabras premeditadas y ser parte del mínimo consuelo que con antelación dedujo llegarían a este ineludible momento tarde o temprano.

— Puede que regrese, puede que no. Sin embargo, estaremos preparados, juntos como equipo. No estas sola Steph. — Enfatizó sus últimas palabras tan solo para reiterar una vez más su posición, el hecho de que pese a todo jamás la abandonará como esa mano amistosa en quién apoyarse.

Se levantó de inmediato al escuchar aquella voz, pues estaba tan inmersa en sus pensamientos que no alcanzó a discernir la obvia identidad del recién llegado. Se sintió tonta una vez que pudo verlo y volvió a dejar que su cuerpo cayera al colchón. Era Tim y con él no había nada que pretender ni qué ocultar; podía volver a sentirse miserablemente cómoda.

—He estado pensando en mi padre. Ya sabes... A veces siento que su muerte no sucedió en realidad. Que él volverá. ¿Crees que vuelva?

— Algo bastante malo debe suceder para que te encuentre aquí con ese gesto desanimado.

Ni siquiera dió aviso a su acceso, esta vez (como otras veces) abusaba de las libertades y familiaridad recíproca entre ambos. Por supuesto que tal preocupación plasmada en su faz era veraz al presenciar la aflicción de Stephanie, no obstante, perseverar como un espectador no era una opción, de alguna forma u otra sería aquel apoyo requerido por ella.