Sin quitar aquella sonrisa de su rostro, abrió sus parpados para luego parpadear rápidamente. No lograba comprender de todo porque su odio hacia su hermano también lo afectaba a él y al resto de sus familiares. Tampoco tenía muchas intenciones de insistir en el tema, más solo se limitó con verle alejarse. Ya había recopilado la información que necesitaba para su padre, seguramente en otro momento vuelva a visitar al sujeto, pero por el momento lo dejó retirarse.

─ Nos vemos señor Mitsutada. Qué tenga un bonito día~♪ ─ Exclamó con diversión y bastante efusivo a su vez que alzó su mano derecha para despedirle.

¿Charlar? No creo que tengamos nada que charlar, ni siquiera tenemos ningún tipo de lazo... Desaparece de mi vista Vasilios.

-Escupió el suelo con desdén cuando el le sonrió, eran tan parecidos, más allá de transmitirle confianza o algo parecido, solo le daban ganas de darle un puñetazo en su nariz. Poco le importaba que el fuera el último o el primero que su hermano lastimaba, tampoco sentía interés de que el odiara también a Máximo, para Mitsutada ambos eran de la misma calaña. Le dió la espalda, tratando de dar por hecho que no tenía ningún asunto que tratar con él.-

─ Desconozco cual sea tu lealtad, yo solo hablaba de mi hermano. ─ Empezó a mecer su cuerpo de lado a lado en forma lenta a su vez que sus manos se posicionaron ahora en su propio regazo. Le llamaba la atención que el sujeto esté enojado con él, quizás su mal estar causaba que mal interpretara sus palabras, así que antes de aclarar, dio un largo suspiro.

─ Solo vine a charlar, los rumores corren rápido y ciertamente no eres el único ni menos el último a quien mi hermano lastima. Además creo que no es novedad que lo aborrezco. ─ Esta vez sonrió simpático, mostrando sus dientes y cerrando un instante sus párpados. Era verdad todo lo que decía y su tono de voz demostraban seguridad en sus palabras.

¿Que sabes acerca de mi lealtad? Tu no me conoces...

-Tampoco iba a confiar en sus palabras, ni en las de ningún Vasilios. Mucho menos con aquellas expresiones tan sintéticas que le dedicaba. Aquella estúpida herida le estaba doliendo demasiado, debía calmarla. Rebuscó en sus bolsillos un pequeño cigarrillo "casero". Lo encendió y le dio una corta pitada. Para luego exhalar el humo, que a pesar de haber inhalado poco, salió demasiado. El humo cubrió por completo su cara unos segundos. El ambiente se cubrió de un olor bastante fuerte.-

No me interesan cuales sean tus intenciones, o lo que creas que conozcas de mi. Para mi tus palabras valen lo mismo que las de tu hermano, nada.

─ Es una pena que mi hermano nos de tanta mala fama. Nosotros no somos así, la lealtad es fundamental en nuestra vida, pero al parecer a él no le importa y creo que a ti tampoco ─ Alzó los hombros para posterior dedicarle una sonrisa bastante falsa pero a su vez orgulloso de lo dicho sobre su familia.

─ ¿Tú crees? No era esa mi intención. Pareces un buen chico, mi hermano es el problema. No debiste confiar en sus palabras.─

¿Garras? Tu hermano ni siquiera se apareció para mostrar su cara... Como todo Vasilios huyó.

-No tenía tiempo para un estúpido niño y sus pobres intentos de burlarse de él. Cualquier cosa que le dijera acerca de su ex pareja le valían poco... o más bien nada, no le interesaba nada de lo que tuviera que decirle al respecto.-

Pareces un ave de rapiña, intentando alimentarte de carne muerta. Hasta tu voz parecen graznidos de una de esas cosas.

¿Herida? ¿Qué pasó musculoso? ¿Mi hermano ya te mostró sus garras? ─ Mencionó en tono burlón desde una roca alta y bastante cercana a la posición del pelinegro. Este estaba cruzado de piernas y con su mano sobre su mentón.