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Los campos extensos, de formación herbácea se mostraban bellos y predominantes antes variadas especies de gramíneas. El viento soplaba nuevamente el aroma suave de la hierba; aquel perfume cuya fragancia innatural penetraba hasta lo más profundo de la piel, acariciando el ánima con la suavidad que representaban los rayos muertos del alba. Un sonido vino a él en medio del silbido agudo del viento…una melodía prolija saliente de aquellos labios tan gentiles de Sirius, que le hizo aumentar el ritmo de su andar al punto de abrazarla y levantarla del suelo, apretándola con fuerza contra su pecho.

Ágil como un tigre y con los sentidos agudizados, no tardó mucho en ubicar con exactitud los hermosos labios de ella, así como un antiguo samurái, que, atesorando su hogar se aferra a la vida, solo para estar junto a ella. ─quería verte.─
"Un hilo invisible conecta a aquellos que están destinados a encontrarse, sin importar el tiempo, el lugar, ni la circunstancia" – Fueron las palabras que expresó esa mujer de ojos carmesí tras hacer caso esa voz conocida y que la nombra.
No esperaba encontrarlo tan rápidamente, menos que ya supiera que había vuelto. Solo habían pasado algunas horas de haber retornado a aquel punto de partida dónde tuvieron que separarse. Su voz se quiebra pero carraspea su garganta, por el nerviosismo que le provoca volver a verlo – Te..T. Tempest…– Su voz se notaba nerviosa, aún cuando su semblante era serenó; Dejo que el silencio se adueñara de si misma, pero sus ojos abrillantador con las pupilas dilatadas estaban clavados en el rostro del Samurái
─“Cuando las nieves consuman toda extensión de tierra, cuando el sol palidezca como una vela en el viento, entonces, y solo entonces, una mujer nacerá, y en ella se escribirá el destino de Tempest“.─ Recitó con severidad, recordando esas exactas palabras de una vieja, quien profetizaba que llegaría alguien capaz de controlar el corazón negro del espadachín. No obstante, el sosiego de su carácter permaneció inalterable, arropando con su ánimo el Temple. ─ Sirius, tú espíritu blande una magia tan ancestral, tan poderosa, que haz calmado cada dolor existente en mi corazón.─ Expresó a pesar de su carácter seco, caminando con pasos gráciles hasta la fémina, quien desde unos meses atrás no había visto. ─ He llegado desde tan lejos lugar para verte mi amada. ─

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