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Un perro fiel.
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SW-User
Occ:

Gracias por aceptarme.~
Buscame cómo The Psicopata Neo Vampire
Hola, Soushi
Le agradezco mucho por aceptarme.[/c][c=#2D8056]
EmmaSwan · F
Off: [ Gracias por aceptar.~]
Hola, soushi. Oye tienes Facebook?
Claro no se preocupe joven nos llevaremos bien

KimHyunAh · 100+, F
gracias por aceptarme n.n
KogitsunemaruFox · 26-30, M
On Mode:

De noche

Hora: 9:00pm

Temperatura: 10 grados centígrados aprox.

Viento: 15km/h

Ubicación: Tokio/Japón La luna se asomaba entre los grandes edificios de Tokio, un lugar mágico por sus enormes mansiones y palacios que llevaban años construidos y de algún modo conservados. Se podían encontrar pequeños templos en lo más alto de algunas montañas, dedicadas a las deidades diferentes en las que creían los ciudadanos japoneses.
La gente era muy arraigada a sus costumbres, siendo bastante honorable y ciertamente conservadora en muchas cosas alrededor de su vida, mucha de las personas ya se encontraban en sus casas escondiéndose de lo que en la tarde la señorita del informe del tiempo había pronosticado
(Ayane, señorita del tiempo)-“hoy podremos encontrar una noche lluviosa en las regiones de Tokio, así que si salen por favor cúbranse bien y lleven un paraguas”
Y así fue efectivamente, el cielo se colisiono en una lluvia terriblemente fiera, las gotas caían golpeando el piso y algunos vidrios de los grandes edificios con fuerza (El cielo se cae) algunos decían entre sí, el cielo se había puesto oscuro y lleno de nubes negras.

Un joven apareció en el callejo en el cual un hombre yacía, su forma monstruosa, grotesca y asquerosa por así decirlo, podría ahuyentar a cualquiera, cabello largo y desordenado, sus hebras caían finamente sobre su blanco rostro de porcelana, no se alcanzaban a ver sus orbes, pero se podría llegar a sentir una gran pesadez en estos, una sonrisa en forma de “v” estiraba sus mejillas, dándole un toque malicioso al ser que yacía sentado.

Mantenía una “manta” negra sobre él que cubría su cuerpo; uno sus brazos se mostraban, una de sus piernas también que estaba ligeramente doblada y parte de su espalda donde se mostraba una cicatriz que tenía la forma de “v” al revés, era fresca en todo sentido, el color de la carne rosada y manchada de sangre; se podía adivinar por lo poco que mostraba de su piel era un cuerpo trabajado; había algunas plumas negras a su alrededor de una longitud de un brazo desde el hombro hasta la punta de los dedos, había algo de sangre manchando el piso.
Desde aquella posición el pelinegro logro ver al joven que pasaba frente suyo, cuya apariencia es muy agradable a simple vista, con una compleción esbelta que resaltaba aún más su estatura. Facciones finas pero masculinas, adornaban su rostro junto a una piel sumamente pálida, sus ojos sufrían heterocromia eran bicolor, algo que llamo la atención de su persona.
Cando este se inclinó para saludar la “manta” negra cubrió todo su cuerpo y cambio ligeramente su apariencia, su ropaje y su postura, de estar en el piso sentado a estar de pie.
Era un hombre alto y de buen porte, siempre con esa sonrisa burlona en los labios (anteriormente descrita como en figura de “v”). Su pelo ahora era mucho más corto pero aun así siendo largo, liso y de un color negro como el carbón. Sus ojos se mostraron al fin con un color marrón, casi rojos. Como atributo particular se podría decir que el hombre poseía una belleza sobrehumana. Sus finos rasgos, sus gruesos labios y su piel de porcelana le permitirían ganarse los favores tanto de hombres como de mujeres.
Una figura atlética que fácilmente se ve con el traje que ahora tenía puesto.
Un pantalón de vestir negro, zapatos negros, una camisa blanca, un chaleco negro y un frac negro, el cual termina en dos colas hasta más debajo de la rodilla.
Así bien el hombre antes mencionado llevaba el nombre de Sebastián Michaelis un hombre educado, perfeccionista, ordenado y extravagante. Amable y galante pero a la vez arrogante posee un humor irónico, sarcástico y en ocasiones cruel, sobre todo a la hora de contestar a preguntas mal intencionadas. Su serio semblante viene acompañado de una pequeña sonrisa que siempre se muestra en su cara, aunque esta solo es apariencia.

Sebastián se inclinó cuando el chico lo saludo y su derecha se pegó a su pecho en muestra de lo que parecía ser respeto a la persona del chico, tras pronto como el término de hablar contesto.


-Buenas noches, un niño como tú no debería de caminar por estos rumbos y menos en una noche lluviosa, alguna persona enferma por ahí, podría provocar le algún daño, le recomiendo que salgamos de aquí lo más pronto.

Sebastián sugirió estirando la derecha que tenía en el pecho en dirección a la salida del callejón.
Su voz era seductora y masculina.