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Soujiro · 26-30, M
Se dio cuenta entonces de cuán incompleto aún estaba en su caminar, no culparía al tiempo ni a la edad, conceptos tan poco pesados que muchas veces para el podrían llegar a serle excusas. Su mente se había bloqueado de tal forma en el pasado que no le permitía ir más allá de lo que ya conoce hasta ahora.

Quizás aquí resonaban las palabras que escucho alguna vez “debes conocerte realmente si lo que buscas es progresar”. Palabras sabias que ahora se hacían evidentes.

Es así que escuchando su cántico volvió a beber, había aún mucho por entender pero, su interés en la regente se hizo mayor ciertamente.

—Será interesante entonces. Creo que puedo aprender más de ti siendo este el caso
Cinaeda · 61-69, F
¿Bromeas, acaso? Soy Cináeda, la Reina de los Brezales. Mi gente lucha bien, pero jamás escatima en aguamiel para las lenguas valientes.

–La conjuradora era una especial amante de la diversión, de las bromas y de la música. Las tierras dónde ha nacido son baluartes de la libertad en su más amplio sentido, y la Buena Gente, como les llamaban, eran grandes propulsores de la vida deliciosa. Su voz resonó en todo aquella valle nocturno, pues a su lado, empezó a cantar en un idioma perdido, uno que solamente los bosques, los animales y los espíritus conocen. La voz de ella era preciosa, de hecho, aunque era inentendible, parecía llevar antiguas magias en ella. Solamente era comparable con cosas que son imposibles de describir: El filo del brillo de la luna, la cantidad de rayos del sol, el sabor del agua y otras tantas cosas.—
Soujiro · 26-30, M
—Pensé que ese pequeño detalle lo tenía, aunque con lo dicho será algo que buscare como una fuente más completa. Porque… reconozco que solo han sido destellos poco visibles

Esbozó una sonrisa ladina en cuanto habló de tal ironía, algunos lo llamaban precisamente un insecto molesto por su poca capacidad de tomar en serio a otros guerreros, había un disfrute en romper con las ideas estiradas que algunos quienes empuñan una espada poseen.

Pero una cosa es el júbilo y otra el divertirse, y lo reconoce, hace tiempo que no experimenta lo primero. Tomó la copa, y sin ponerle mucha mente consumiría su líquido lentamente, dejando paso a degustar antes de terminar de responder

—¿Tienes algún método bajo el cual pueda descubrirlo?
Cinaeda · 61-69, F
¿Lo ves? Lo sabía, Soujiro. No eres distinto a los antiguos guerreros y guerreras de mis tierras, pero te falta algo... Te falta alegría, júbilo ¿Cómo vas a defender la alegría de los inocentes o su libertad si no la conoces?

—Ella, traviesa pese a su adultez, deslizó sus pies descalzos como un zorro rojo, pues la gran melena pendulaba en una sola trenza a su movimiento. Acercó la copa de aguamiel a él, esperando que la tomase. Apoyó la mano en su hombro, desviando su cuerpo como si la Reina misma danza bajo la luna—
Soujiro · 26-30, M
Fue algo que lo dejaba meditabundo, su mente había estado bloqueada por tanto tiempo en una sola idea “proteger y salvar” había abandonado siquiera su propia consideración por si mismo, casi volviéndose más un objeto que una persona realmente.

Pero con el tiempo empezó a darse cuenta, sin notarlo, sin siquiera buscarlo. Tiene deseos propios, disfruta pelear, disfruta salir lastimado pues eso lo vuelve más fuerte. Pero aún más, sentir una victoria es un regocijo en su alma que nada puede retirar.

—Y no es precisamente algo que rechace.. mi gente tiene esta peculiaridad de ser más fuertes mediante nos recuperamos de un daño mortal. Y por elección propia en muchos casos he buscado eso.

Tal vez, el camino del guerrero que tome no es precisamente solo por proteger. Más bien me hice creer eso pues aún no miraba todo el panorama—
Cinaeda · 61-69, F
He venido de una tierra de muchos héroes, los conozco bien. En el Sur, todos quieren ser uno. En el Norte, todos mueren queriendo serlo...

—Cináeda se acercó a él, intentando ayudarle a cuestionar y re-pensar su vida, no porque ella se creyese mejor, sino simplemente porque encontraba bueno el que alguien piense que es lo mejor para su vida—

Entonces, no te motiva la fama, tampoco ser una leyenda ¿Y qué quedará de ti luego? Protegeras a tu gente, que buen hombre ¿Y luego?

No creo que sientas real remordimiento por haber sido excesivo, tus ojos así lo enseñaron: Eres un guerrero, disfrutas de herir y ser herido.
Soujiro · 26-30, M
Se quedó pensando por unos segundos sobre el tema, la verdad es que no, el heroísmo para el no ha sido plenamente un tema el cual tratar con tanta seriedad como lo era para otros de quizás su misma rama de pensamiento

Con el, era simplemente hacerlo para acabar con enemigos, con el tiempo la idea de matar a su contrincante se hizo más firme en su alma de tal modo que casi siempre emergía como una chispa para seguir peleando

—No exactamente; pero admito que me has hecho plantearme algunas cosas. Mi alma ha estado tan cargada de tal intención por acabar con mi adversario usando mis propias manos

Creo que he bebido más de la copa de la venganza de lo que creía—
Cinaeda · 61-69, F
—No tenía reales intenciones de cuestionarle, más como gustaba la Reina de interrogar, entender las razones de los conocidos. Afiló sus ojos verdes hacía el opuesto, posándose su sonrisa en el borde de la copa— ¿Y no esperas así convertirte en un héroe aclamado? ¿No es tu deseo ser admirado? ¿No anhelas ese amor? Ese cariño que le tienen nada más, y nada menos que a un héroe.
Soujiro · 26-30, M
Dio una pausa, se quedó en silencio por unos instantes para ponerse a meditar sobre esto. Si bien, tenía algo que cuidar, cada que entrenaba hasta romper sus dedos esas tres personas aparecían en su cabeza, sus burlas, su palabras, aquel evento que en el pasado mostró lo enormemente lejos que estaba de estos.

—Yo….— Se vio contrariado por unos instantes —¿Que le hace pensar que mi enfoque es la venganza?
Cinaeda · 61-69, F
—Jugó con sus dedos en el borde de la copa que bebía, haciendo que el mismo sonase como un silbido.—

¿Y qué más, Soujiro? Ah... No te importa verdaderamente proteger a otros, te importa vengarte. Tu venganza ¿no?

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