-Entrecierra sus párpados, una vez más derrotado por los caprichos de su amada, ciertamente para el azabache era una debilidad cada una de sus expresiones. Una risa sale de sus labios, niega con la cabeza mientras se deja acomodar por ella-
Las cosas que logras solo con tus palabras -Con esto, alza la mirada una vez más y asiente con la cabeza, ambas manos ahora bajan a su cadera, y haciendo un posesivo tirón, la jala hacia el solo para apegar sus cuerpos- Pero me aseguraré que solo mis ojos degusten ese vestido como debe ser
-Fija su mirar en la azulada de su prometido que le sostiene de las mejillas. Aún tiene ese gracioso puchero en los labios, pero no dice nada, deja que él se exprese y le explique.
Sin embargo... sus palabras la hicieron sonreír de oreja a oreja, fascinada con la idea de que le encantaba su vestido.
—¿De verdad? Entonces nos vamos? yo ya estoy lista. —Le da un rápido beso en los labios y ella misma comienza a atarle el nudo de la corbata para salir elegantes a su cena romántica.-
-Asi, intentando que ella no malentendiera su reacción, el azabache sube ambas manos para tomarle de las mejillas, sosteniendo la con firmeza para después fijar su mirada sobre los ojos ajenos-
Me encanta, te queda perfecto, demasiado perfecto...
-Hacía un infantil puchero mientras es abrazada por Soujiro. Quería lucir hermosa para él. ¿Por qué no le gustaba?
—No te gusta? Lo compré pensando en que quería gustarte... Pero... Me cambiaré si te parece mejor —Ya tenía en mente un vestido negro un poco más conservador, que aún combinaba con sus finas zapatillas.-
¿Que?! -¿Porque las cosas se dieron esa vuelta? La verdad es inesperado. El azabache se levantaría de la cama, tenía ya el pantalón de vestir puesto y solo la camisa blanca ya acomodada.-
-El azabache se aproximaria a su amada, negando de nuevo con la cabeza; honestamente era la primera vez que dejaba salir esos sentimientos tan extraños como lo eran los celos, por lo que ni el mismo se explicaba porque-
—¿Un poco? —Nunca había puesto objeción en lo que lucía. Inclusive en las batallas, había llegado al punto de luchar hasta desnuda ¿Qué sucedía ahora?
Observó lentamente su propia vestimenta. Zapatillas con fina pedrería swarovsky en las correas, piernas desnudas y depiladas, el vestido entallado de lentejuelas plateadas con unas tiras de brillantes de fantasía en el escote frontal y de la espalda.
—ya sé... Me veo gorda... ¿Verdad? —Se deprime (?) -
-Y la serenidad de sus palabras describe muy bien la verdad de ello, pero, es que el centro de su atención no se encuentra exactamente en la cita, es como si toda su intención estuviese en otra cosa; una vestimenta tan hermosa y perfecta pero....-
¿No crees que es un poco...?
-Y si, jamás lo admitira pero... El Izanagi estaba celoso-
-Se queda quieta, colocándose unos aretes de brillantes mientras lo observa confundida.
—¿No quedamos que hoy iríamos a cenar? —Termina de colocarse el arete y recarga su peso en el lado izquierdo, adelantando la pierna derecha para golpetear con la punta del pie, con evidente molestia, en el suelo.-
—Lo olvidaste... ¿Verdad? —Afila la mirada y sigue golpeteando el pie en el suelo mientras espera su respuesta.-
