El aura de su cuerpo finalmente se hizo presente, sabe que Yuki estará bien, por más que su primer reacción era sacarla de ahí para protegerla, mejor que nadie sabe el que no es débil, si no todo lo contrario.
Empujó su cuerpo contra la ventana para romperla de una vez, cayó del otro lado y rápido se incorporó. Una de sus manos proyectaría una espada de forma espiral, lo primero debía ser detener de su avance.
—Quedate ahí!
El arma no es una espada, es una proyección, cargaría la misma de suficiente mana para lanzarla de una vez, contra una de las piernas de la mole, a penas impactar explotaría, haciendo a la criatura perder el equilibrio para evitar el avance más allá de donde estaba.
