Soujiro era una historia completamente diferente, el azabache se habia enlistado por completa voluntad, razones tenia, mucho mas profundas que a lo que cualquiera pareceria como un deseo de tener mas adrenalina o incluso necesidad. Es por ello que el azabache no comprendria en todo porque alguien de incluso delicado parecer estaba aqui, hasta que la pregunta hizo darle una idea.
-Supongo que estamos hablando de una necesidad... naturalmente los familiares reciben dinero por los hijos que arriesgan sus vidas... desde que cruzamos la puerta; tu familia lo necesitaba ¿No es asi?-
Parecia la respuesta mas logica, pero aun lo dejaba bastante fuera de lugar, su apariencia, vestimenta, todo de ella señalaba algo completamente diferente
—En realidad yo no... —negaba con la cabeza mientras renegaba de la situación. Ni siquiera sabía cómo es que había terminado ahí; básicamente firmó una hoja que su padre le había dado y acudió a donde él le había dicho que estaría. No bien apareció los soldados le dieron ropa, la condujeron dentro y le dieron la bienvenida tan rápidamente que no le dio tiempo de decir nada. Ahora que al fin podía hablar se le ocurrió pedirle ayuda a la primera persona que vio; no podía haberse inscrito para un entrenamiento... ¡Ella ni siquiera era buena en deportes!— Mi padre, él... —de pronto una idea invadió su cabeza como la luz de una bombilla prendida. No, no había llegado tan lejos, ¿o sí?— ¿Dan algún tipo de compensación monetaria a la familia porque te enlistes...?
Hubo un silencio incómodo por al menos tres segundos, aunque su rostro parecía sereno, internamente estaba comiéndose las ansias por soltar una burla —“¿En serio esa es su mayor preocupación?..”— Pensó para sus adentros
Finalizado eso trató de simplemente dejarlo de lado, y así dando dos pasos se le aproximaría. Estaban leyendo un instructivo, una que otra maniobra la cual al parecer no era demasiado sencilla
—Me supongo que entonces no fue tu familia quien te envió aquí… ¿como terminaste en este lugar de mala muerte?—
—Lo leí, ¡lo juro! —afirmó mientras hacía una mueca y se miraba el extraño uniforme— Tienes que sacarme de aquí, por favor. Estar en el ejército no es algo que le hará gracia a mi padre.
