No había forma para describirlo, no la había. Cada día transcurrido en Afganistán era como un suicidio mental, muerte por-doquier, soldados caídos, hermanos de escudo siendo frenéticamente devorados ante esas arenas interminables… Era una mierda, una mierda para la postura de un militar en servicio. Los americanos llevaban ventaja en este asunto, ellos apenas y sufrían bajas, claro, las sufrían, pero no había comparación con la población civil.
Y eso, solo lo portaba un hombre, casi cien mil dólares de equipo, para retraerse en la gloria de ser un SAS. La diferencia con los demás muchachos, era que los novatos llevaban máscaras, en cambio, Paddy, David y Søren, colgaban en sus cabezas las boinas con el símbolo de los “Cuchillas”, unas alas atravesadas por un cuchillo al centro, de color blanco.
Irse por las ramas en el equipo del SAS es una hazaña que solo un profesional balístico en modelaje haría… Satchel ubicaba su boina en la cabeza, vestía cada una de sus prendas, y al final, llegaba la cereza. Sus armas. Él mismo armó su HK416, el arma de excelencia para cada una de sus misiones… Contaba con un grip vertical Leapers UTG negro MNT-DG02Q, su linterna y láser Leapers UTG Sub Compact LED de aluminio LT-ELP28R, su mirilla Red/Green CQB Dot Sight de montura integral, el cargador Magpul PMAG D-60 con 60 rondas y finalmente la culata JE Machine Commercial-Spec Skeleton ajustable. Entre el kevlar IV colgaba su cuchillo de combate Ka-Bar 1222 USMC Sandvik 12C27 con borde dentado - Acero inoxidable de 7, uno negro como la misma noche, con algún desgaste en sus puntas, dejándolo en rasgos plateados. Entre el holster de pierna izquierda, solamente llevaba una P30, con un cargador ProMag H&K VP9 9x19 Parabellum de 17 rondas...
Era común ver entre los miembros del SAS esos equipos tácticos, ese tipo de equipo que sabías de quiénes se trataban, ante la gloria de la bandera británica. En este caso, los atuendos de arena eran un descarte total. Esta vez portaban el CRW, atuendo que consistía en el camuflaje nocturno, la inserción táctica rápida y el despliegue moderno sobre líneas enemigas. El único parche reconocible se ubica en el brazo derecho, y en sus pliegues, existen diferentes compartimientos para ubica cargadores, granadas, cuchillos, sistemas y lindes de ACR.
Salir de la habitación, recorrer los pasillos, y despertar a toda la unidad en el proceso, fue la decadente mayor para el equipo, todos sabían de qué se trataba al ver al sargento correr, pero ninguno titubeó, en cambio, sonrieron, levantándose directamente de su letargoso descanso. Ya para la noticia eran casi las 1700, precisamente era un día frío, no hacía tanto calor, y el viento descendía en las dunas como si el polvo se endureciese, era el mejor clima para montar en los autos, y más, para un atardecer en el que durarían tres horas para alcanzar el punto en cuestión.
Paddy no se sintió muy halagado por esto, y tensando los hombros, apartó la silla hacia atrás, buscando con la zurda la botella de agua que entregó Satchel. anteriormente.
— No, pero algo no me cuadra. —
Søren lo comprendió, supo de lo que hablaba. Un suspiro intercalado por sus piernas diferenció la distancia entre ambos, y ladino, salió de la habitación, mientras pronunciaba muy cuidadosamente.
—No importa Paddy, llevamos meses esperando por esto, y el golpe no se cancelará por tu inseguridad.—
— Tenemos confirmación del objetivo, diez kilómetros al sur de su ubicación. Los procedimientos a tomar serán legislados bajo la protección británica, su único objetivo es abatir y desasistir a los insurgentes. *Interferencia* … Al igual que el rescate de rehenes. Es de acción primordial sacarlos de allí. Por nuestra reina y la corona, SAS. —
La llamada tuvo una duración relativamente corta. Paddy algo desconcertado trataba de evadir los pensamientos, y Satchel, como buen compañero, le acercó una botella con agua, palmeándole la espalda en el acto.
— ¿Miedo? —Preguntó a forma de mofa, acariciándose el cuello con la mano izquierda, detrás de la nuca.
Satchel ante todo el ruido se levantó de mala gana, se desperezó, salió del bloque de concreto donde descansaba, y volvió a el salón central a buscar algo para comer. Carson aún dormía, y la estación entera estaba en silencio. Debía de haber pasado ya la hora oficial de cierre de puertas, antes de la primer guardia. Así pues, faltaba poco para el inicio del turno de noche. Había que darse prisa. Normalmente pasaría de largo entre la intersección para hacer ejercicio, pero claramente, al oír a la operadora, apegando su espalda a la pared, escuchó con la oreja bien pegada.
Marzo 11, 1600 HRS. — Operationalist Center Black Hawk¸East.
— ¡Bravo a Charlie!, Repito, ¡Bravo a Charlie! —
Eran las cuatro, la hora de la llamada. Los muchachos lo recuerdan como si fuesen gritos de auxilio, pero no era nada más que la exageración de la operadora. Aquella rubia era linda, bastante diría Satchel, la conoció tres noches antes de partir de su base en Liverpool, y de ahí no salió mucho… Pero recalcarlo nunca está de más. Paddy fue el primero en pararse de su asiento, con la cara de mal gusto, como siempre.
Todo esto durante dos meses, con guardias intercaladas, palabras combinadas, y el mismo puesto de francotirador, donde puntualmente se lograba alcanzar a algún talibán, destripándole ante el ruidoso calibre 50… Satchel amaba sus guardias, eran las nocturnas, rondaba por la montaña del black hawk, y cada vez que volvía, la frente sudada no era otra cosa más que su éxito fortuito. En Afganistán no se sabía ni qué época del año era, siempre era el maldito calor abrazador, o las noches heladas. Ese tipo de ambiente arenoso repugnaba, pero… ¿Eso no es lo que un soldado hace por su país? ¿Para eso se había enlistado, no? Para comer polvo, sufrir esa estrés del encierro, y finalmente, encontrarse con que una llamada sería el final del operativo.
Un hombre, que si bien se definía por trabajos exitosos, también lo hacía por letalidad, no ese tipo de letalidad de un disparo, sino de la destrucción de un edificio entero. Todo dependía de la hora, a las 0700 podrías verlo con un cuchillo entre sus manos, jugando con él como si fuese un hilo, a las 1300… Tirado con la cabeza pegada al concreto, a las 2000 ya se encontraba consigo mismo en el silencio, y de ese silencio, participaban sus manos cortándose los nudillos contra la pared, perdiendo cada día la sensibilidad.
