No le contesto nada a la Itako, simplemente se le acerco más de lo debido para susurrarle muy cerca del rostro con una voz galante y persuasiva. -¿Qué sucede Anna no te da gusto verme?- Fueron las palabras del castaño quien no evitaba clavarle aquella mirada enigmática e intimidante a la rubia.
De repente un pequeño maullido se escucho cerca de los pies de aquella rubia, un pequeño gato se acercaba a ella jugueteando con la punta de la larga pañoleta roja que la chica llevaba en su cabeza, no tardo mucho tiempo para que otros tres gatos mas se le unieran a la jugarreta. Los mininos jugaban alegremente y uno de ellos brinco sobre las piernas de la chica para ronronearle amistosamente.
-Vaya, vaya, parece que mis amigos han encontrado a una nueva amiga-
Esa voz varonil jovial con un toque de egocentrismo se escucho a uno de los costados de aquella banca, el dueño de la voz esbozo una amplia sonrisa y uno de los felinos corrió a su encuentro, el castaño de cabellera larga, vestía despreocupadamente unos pantalones anchos de color café, un par de grandes adornos en sus muñecas, un par de plumas adornándole la cabeza y su torso completamente desnudo.
-De acuerdo Anna -le respondió poniendo todo en el fregadero. Comenzó a lavar y luego de un rato termino, se seco las manos y se sentó a ver la televisión.
Ya habían pasado varias horas desde que fueron a comprar el desayuno y la tarde estaba llegando. No faltaría mucho para que se hiciera de noche e Yoh, así como estaba de satisfecho, se quedo dormido sobre el suelo, ya no supo si Anna salio de bañarse y se fue directamente a su cuarto o si posiblemente regresaría y lo patearía por quedarse en ese estado.