26-30, M
Alegre Sobrio
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Tashigi · 26-30, F
—Smoker san...-
Tashigi siempre fue una mujer sumisa y sobre todo si se trataba de su superior. Sin embargo, no era así con él solo porque tuviera un rango mayor que ella, sino que simplemente le gustaba estar debajo de él. Smoker era malhumorado, mal hablado, mandón y muy duro con todos y aunque debía ser así por su puesto, con ella solía ser un tono más dulce... a veces. Ella no estaba realmente segura si era por que él la miraba con ojos de un padre o de un amante. A veces pensaba cosas inapropiadas y en sus noches libres se imaginaba en esos poderosos brazos compartiendo su desnudez. ¡No había crimen en su imaginación!
Ella sabía que era una mujer hermosa a pesar de no siempre estar concentrada en verse así. No era demasiado vanidosa ni cuidadosa con su aspecto, y aún así era hermosa. Se castigaba al pensar que un hombre como su jefe pudiera interesarse en ella y jamás haría el intento pues si no salía como ella quería seguramente perdería su empleo.
—Smoker san...-
Volvió a llamar para sacarlo del trance en el que estaba. Esa noche era noche de ceremonia en la base y tenían que ir formales. El vestido de la "pequeña capitana" era muy entallado y por eso no llevaba ropa interior. ¡Qué atrevida! El azul marino del vestido de terciopelo resaltaba sus curvas, sus generosos pechos, su trasero joven y redondo, el gran escote de la espalda, la abertura que dejaba ver su pierna derecha. Ella no solía vestir esas cosas, pero tenía la juventud para hacerlo y no verse desesperada, así que se arriesgó.
—Lo siento... ¿Es demasiado? -
Quería la opinión de su jefe, si él pedía que se lo cambiara, lo haría.
Tashigi siempre fue una mujer sumisa y sobre todo si se trataba de su superior. Sin embargo, no era así con él solo porque tuviera un rango mayor que ella, sino que simplemente le gustaba estar debajo de él. Smoker era malhumorado, mal hablado, mandón y muy duro con todos y aunque debía ser así por su puesto, con ella solía ser un tono más dulce... a veces. Ella no estaba realmente segura si era por que él la miraba con ojos de un padre o de un amante. A veces pensaba cosas inapropiadas y en sus noches libres se imaginaba en esos poderosos brazos compartiendo su desnudez. ¡No había crimen en su imaginación!
Ella sabía que era una mujer hermosa a pesar de no siempre estar concentrada en verse así. No era demasiado vanidosa ni cuidadosa con su aspecto, y aún así era hermosa. Se castigaba al pensar que un hombre como su jefe pudiera interesarse en ella y jamás haría el intento pues si no salía como ella quería seguramente perdería su empleo.
—Smoker san...-
Volvió a llamar para sacarlo del trance en el que estaba. Esa noche era noche de ceremonia en la base y tenían que ir formales. El vestido de la "pequeña capitana" era muy entallado y por eso no llevaba ropa interior. ¡Qué atrevida! El azul marino del vestido de terciopelo resaltaba sus curvas, sus generosos pechos, su trasero joven y redondo, el gran escote de la espalda, la abertura que dejaba ver su pierna derecha. Ella no solía vestir esas cosas, pero tenía la juventud para hacerlo y no verse desesperada, así que se arriesgó.
—Lo siento... ¿Es demasiado? -
Quería la opinión de su jefe, si él pedía que se lo cambiara, lo haría.