« Back to Album · Next »
 
Newest First | Oldest First
VivianBunny · 26-30, F
–Disculpe ¿estará aquí hasta que hora?–Pregunto con delicadeza, mientras aquel vendedor le explicaba que estaría hasta el atardecer así que Chiara podía hacer sus compras y luego regresar por aquel peculiar arbolito y pagarlo.–¡Muy bien!–Escucho unos pasos a sus espaldas ¿no puede ser? Se giró un poco, abriendo sus ojos a la par ¡Era Siulem! Sonrió, más sabia que tendría que dar explicaciones o tal vez dudaría de ella.–Siulem…Hola cariño.–
VivianBunny · 26-30, F
Chiara tenía todos y cada uno de sus recuerdos de su vida anterior, podía decir que corría con suerte por ello ya que podía reconocer fácilmente a sus seres queridos, y más aún, sabia como hacerles comprender que era ella, que no había cambiado.

En aquella mañana, se concentró en anotar con detalle que cosas faltaban en la residencia, para a mitad del camino no regresar con la pregunta ¿se me olvido algo? Debido a esto no llevaba muchas cosas, solo la tarjeta de John y la de su hermano, junto a una bolsa reciclable para llevar las compras. Había tomado el atajo que le hacía atravesar el parque, este le permitía dar un pequeño paseo mientras iba a realizar sus compras, fue un momento cuando se detuvo cuando sus ojos se enfocaron en un pequeño bonsái. Tal vez no era algo prioritario que debía comprar pero aquel diminuto árbol le recordó a su amigo Siulem ¿Por qué? Era simple aquello se asemejaba mucho al paisaje que presencio cuando llegaron a su reino.
Siulem · M
Él tenía una amiga, una pequeña coneja, una chiquilla dulce y de frágil corazón que se había ganado su confianza. Sin embargo, el tiempo había pasado y no había vuelto a tener noticias de ella. Ocupado en los asuntos de su reino, el príncipe apenas había podido salir más allá de los alrededores de su pequeño oasis.

Los días se volvieron meses y los meses se volvieron años. Para un demonio como él, el tiempo siempre parecía diferente. ¿Qué era un año para alguien destinado a vivir cientos? Más cuando las hojas se tornaron naranjas por venteaba vez, el tigre supo que ya era momento de abandonar sus tierras y viajar.

Fue en su viaje cuando, pasando por un parte, justo tras unos árboles, percibió un aroma familiar. Agudizando la mirada, vio a cierta distancia a una joven mujer de cabello azulado. Arrugando el entrecejo comenzó a seguirla a cierta distancia, su aroma era... era como el de su amiga, pero aquello sería imposible, su amiga debería ser mayor de 20 años a esas alturas.

Add a comment...
 
Send Comment