Piel calcinada sobre un putrefacto hedor a muerte, acompañado del sonido de las escamas del ser crujiendose como asado de pollo cuyo hedor no era apetecible; la muerte olía a puta mierda, y más si se trataba de un método tan brusco como la calcinación directa. Un grito desesperado de una garganta áspera apuntó de ser consumida por las osadas llamaradas que se combustionan con cada centímetro de esa escamosa piel, y los rugidos temorosos de la bestia en el sendero de la purificación mediante su santa inquisición.
Un chasquido adicional alimento el fuego y la viveza de las llamas crecieron aún más. El viento soplando, sofocando el fuego que comenzaba a carbonizar una piel cien veces más dura que la de cocodrilo, fertilizando el entorno boscoso donde acontecía la matanza con las cenizas del ser sometido al castigo.
—Comparte descanso con otros de los tuyos en el osario de ceniza que comienzo a crear para ustedes, seres espantosos.—
Empujó la palma derecha en el aire y el fuego se intensificó. Tan bravo como el corazón de un león, la bestia murió en medio de gritos y desesperación en donde el fuego del Rey Mago tomó posesión de su cuerpo, escupiendo un diseño sobre el original al que usualmente llama "Arte ceniza".
