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Espero que no me atrapen ~
 
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Alzó su diestra en un suave movimiento, moviendo su mano para despedirse de aquella joven. Le parecía agradable para haber tenido una simple plática que había partido de una amenazante situación.

— Espero que todo te salga bien. Cuida mucho las rosas.
Muchas gracias por sus consejos, es usted muy amable, joven.

- y con una amplia sonrisa agradeció , recibiendo incluso aquel fertilizante que le entregaban, ya tenía el lugar perfecto para usarlo -

Creo que ya debo irme, pero ha sido un gusto !
Rió un poco, estaba alegre por haberle convencido y de que sus rosas fuesen aceptadas, ahora no había ningún pesar. Tanto por las rosas de su madre no tenía problema alguno, ya que nunca notaban pérdida alguna, y si lo hacía, bastaba con decir que algún tonto enamorado las había cortado o los perros las habían destrozado; incluso el vecino rencoroso era quien también les ocasionaba problemas.

— Haz lo mismo que harías para generar raíces en tallos de 12 o 15 centímetros, puedes ponerlos en agua o en tierra, en tierra es más rápido si usas un invernadero. Asegúrate de ponerles agua suficiente para que haya brotes.

Así mismo extrajo un pequeño frasco de vidrio oscuro, lo ofreció a la joven como un obsequio adicional.

— Tómalo, es un fertilizante que he desarrollado y te ayudará a que los brotes crezcan más rápido, tiene muchos nutrientes y no afectará al desarrollo de tus plantas, puedes usarla con las plantas que quieras, sólo basta una gota sobre cada espécimen.
De acuerdo...las tomaré, pero solo porque a mí jardín le falta este color ~

- ya estaba más risueña, había entrado un poco en confianza. Con cuidado tomó aquellas rosas que le eran extendidas y agradeció con una pequeña sonrisa-

No creo que sobrevivan si las planto en tierra, pero al menos de verán bonitas un par de días si las dejo con agua... Creo, que me aconseja?

- preguntó esto último al joven, creyendo que tenía las experiencia que ella en el jardín puesto que aquel se veía hermoso y decía que era suyo-
— Así es, yo personalmente me he encargado de cuidarlas.

Sus expresiones se habian suavizado demasiado al tratar de convencer a la jovenque tomase aquel obsequio que el muchacho entregaba de manera desinteresada.

— La única tortura que ha de existir es el haber sido rechazado en un regalo incondicional. Sus manos estarán libre de todo daño, pues las necesita para cuidar de estas magníficas rosas.

Argumentó insistiendo de una manera mas suave y gentil. Incluso había apelado al sentimentalismo como forma de palanca para lograr que ella tomase las rosas.

— Y con mayor razón, tómelas y así verá su jardín más completo que cualquier otro.
Yo...no lo sé... No creo que deba ...

- seguía desconfiada, incluso a primera impresión le había parecido algo intimidante aquel chico. Retrocedió un par de pasos y negó suavemente con la cabeza-

Si las acepto... No va a torturarme o algo así? Quiero mis manos completas...

-y así volvió a acercarse solo un poco, tocando uno de los pétalos de la rosa con la punta de sus dedos, siendo delicada en todo momento-


Son suyas ? Yo tambien tengo un jardín, pero aún no tengo rosas.
— Hahahaha... ¡Por supuesto que no! ¡No seas tonta! Solo bromeaba...

Repitió despreocupado y satisfecho por que su broma había funcionado, aunque tal vez, muy dentro de él se repetía a si mismo: "te pasaste de la raya con eso, ¡Qué estupido!". Algo que le daría una muy buena lección por llevar su bromita demasiado lejos y convincente.

— ¡Nah! Ni siquera estan en casa como para darse cuenta si estoy en casa, mucho menos de ver cuales rosas son las que les faltan...

Insistió acercando aquel ramo de rosas a la joven, claramente parecía mayor a él. Icluso había tomado un cordón de la cortina para sujetar los tallos y evitar que ella tuviese problemas con las espinas.

— Además, me sentiría realmente mal que alguien que de verdad aprecia las rosas que he plantado, no aceptase tomarlas sólo por un mal entendido.
- una especie de chillido agudo salió de sus labios al sentirse apresada por aquel joven, no sabía cómo reaccionar además de prácticamente patalear para soltarse, le era incómodo ese tipo de acercamientos y aún más con desconocidos. Apenas se sintió libre, volvió a retroceder, abrazándose a sí misma mientras baja la mirada, un tanto apenada aunque nerviosa mientras sus mejillas adquirían color -

De verdad no me hará nada ?

- enseguida volvió a subir su vista,notar las flores que le extendía le dió cierta tranquilidad, aunque así estaba desconfiada, no se atrevió a tomarlas -

No creo que sea buena idea recibirlas, sus padres podrían enojarse por ello...
Pánico, era el estado en el que parecía ella haber entrado. Una vez desencadenado dicho sentimiento, no parecía a haber otra cosa que le calmase hasta después de un tiempo. Sin embargo, aquel chico no se detuvo.

— ¡Woa!

Se apresuró saltando a través de la ventana, dejando así el recinto por el que había salido. Así se acercó a la joven para abrazarla por la cintura, usando únicamente su brazo derecho, para pegarla hacia él en un modesto y atrevido gesto para tratar de evitar el escape y tambien calmar a la chica que buscaba tomar la rosa.

— Tarnquila, tranquila... eso pasaría en Marruecos, ¿o era Israel? Como sea, no pienso lastimarte por ello, ni pedirte que hagas algo a cambio. Es la casa de mis padres, así que no pasa nada, no soy tan estricto como ellos. Es más...

Se aparto de ella para recoger algunas de las rosas que al parecer tanto le habían llamado la atención.

— Yo personalmente te regalo algunas de ellas.
- el solo hecho de escuchar esas palabras hizo que un escalofrío recorriera su columna, el miedo de hizo presente y hasta visible en su rostro con una mueca aterrada. Retrocedió un par de pasos entonces, alejándose así de la ventana y de aquel extraño chico, definitivamente quería conservar sus manos -

No volverá pasar, lo prometo... Yo, amm, creo que será mejor que siga mi camino...

- nisiquiera el comentario final le pudo tranquilizar, se había visto muy intimidante al principio y no quería arriesgarse-

De nuevo lamento lo de su rosa...

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