- sus ojos se abrieron demás, creyendo entender lo que pasaba, lo cual solo hizo que su rostro se coloreara de rojo. Sonrió levemente y se mordió el labio inferior mirando el último pétalo de la flor bastante pensativa porque sabía lo que venía, pero no quería romper el aura que se estaba formando. Observó a Scarlett y después a la flor, tomando con cuidado el último pétalo para arrancarlo y en lo que hablaba en un tono más suave-
Ese perfecto semblante se vio manchado pues arrugó ligeramente su frente, un suspiro pesado escapó de sus labios.
— No. Mencionaste: ¿Scarlett me quiere? Cuando debió ser algo así.
Tomó el penúltimo de los pétalos de aquella mascarada flor y le arrancó.
— Scarlett me quiere.
Su voz fue suave, lo más suave que pudo pues cree que la inocencia de la contraria no le había permitido atrapar la sutil indirecta, fue entonces que tomó su mano y la llevó hacía el último pétalo.
- las palabras de Scarlett le hicieron dudar un poco con respecto al juego, se supone ella tenía que arrancar el pétalo pero al no hacerlo entonces era su turno, siguiendo con unas palabras que seguramente a la mujer no le gustarían-
Entonces viene... Scarlett no me quiere.
- dijo en lo que quitaba el siguiente pétalo y le observaba atenta -
Por la forma que la joven le enseñaba el juego, a los ojos de Scarlett le parecía su contraria era quien lo hacía en serio.
Aún así pretendía “portarse bien” le había dado un trago amargo la última vez a pesar de permitirle beber de ella. Mantuvo su sonrisa ladina cuando le escuchó y no dudó en corregirla.
— No, no, no, no debes decirlo con duda.
Esta vez no arrancó el siguiente pétalo de la flor.
- otra risa, le parecía bastante curiosa la actitud de la mujer frente a ese sencillo juego, para ella solo una forma de pasar el rato pero al parecer para la otra mujer era algo las serio. Sus mejillas enrojecieron por el último comentario pero solo sonrió, quitando el pequeño pétalo a la flor sin apartar la mirada de la flor, hablando casi en un susurro-
Imitó ese tenue tono bajo. En otro momento no lo hubiera hecho y mucho menos seguido, un juego bastante infantil y ahí estaba jugando, tantas veces que había visto con el paso de los siglos por había llegado su turno. Era una sensación tan extraña pero no deseaba deshacerse de esta.
— Ahora deberías decir: me quiere Scarlett.
El tono de su voz fue dulce, con una sonrisa ladina y llena de confianza.
- una pequeña risa salió de sus labios al escuchar el comentario de su acompañante, parecía bastante inocente en este tipo de cosas , un contraste diferente porque siempre era ella la que ignoraba el funcionamiento de varias cosas -
Aún tiene más pétalos, tienes que quitarlos todo , quedan al menos 5 ..
— Creo que ya no es necesario que vuelva a preguntar.
Parecía pasar por alto ese suspiro lleno de alivio, a pesar de volcar toda la atención en la joven estaba atenta en la flor y los pétalos que yacían en el piso, la voz de Silvia tenía un efecto hipnotizante, un suave movimiento de su mano la sacó de su trance.
— Ya veo. No me quiere Sil.
Mencionó atrapando uno de los pétalos que arranco. ¿Estaba haciendo bien? Jamás se había sentido así tan llena de paz o de vida si quiera, estaba respetando una vida y eso le resulta increíble. Y sí, había sido directa pues la atracción que sentía no era ya un secreto para su acompañante.
- un suspiro de alivio salió de sus labios, al parecer no había sido descubierta y eso le hizo relajarse un poco, al menos hasta que la sintió sentarse a su lado, allí su corazón empezó a latir un poco más rápido -
Mmm, como?
- preguntó vagamente en lo que le enseñaba la flor "masacrada" extendiéndola a ella para que quitara uno de los pétalos -
Pues, cada vez que quitas un pétalo dices si te quiere o no te quiere, el último que quede es la respuesta...
— Lo suficiente como para ser testigo del asesinato y mutilamiento de esa flor.
La vampiresa resultaba ser tan silenciosa como la muerte misma pero en ocasiones sus palabras no eran tan sutiles, quizás arruinaría el encantador momento entre ambas pero resulta ser sin mala intención. Al llegar donde Silvia tomó asiento al costado derecho.
— Dime, con esta tortura la flor te dirá si te quiere o no te quiere.
Fingió no saber de quien se trataba aquel método de adivinación, se le notaba un tanto curiosa.
