Día 1: -allí estaban ambas chicas, de pie en la entrada de aquella escuela especial. El taxista aún terminaba de bajar las maletas del auto y Silvia solo miraba la entrada y a algunas de las otras estudiantes nuevas entrando al lugar. Parecía muy tranquila en el camino para ahora que estaba frente a ese gran portón simplemente sus nervios se hicieron dueño del cuerpo y apenas y podía estar de pie-
Es más grande de lo que imaginaba... -susurró a su acompañante y luego dejó salir un suave suspiro buscando calmarse-
Bonnie levanta un puño y lo mira, ella no se sentía capaz de eso. Antes de que pudiera decir algo, golpearon la puerta de Silvia y como si estuviera en casa, la albina atendió. Se trataba de la monitoria de las chicas, avisando que una nueva estudiante había llegado y si podían bajar a ayudarle.
— ¡S-seguro! —Exclamó con una sonrisa tímida y luego se dirigió a Silvia — Vamos, las donas pueden esperar.
