"Mis ojos pueden ver la muerte en todo. Puedo cortar los lazos mientras comprenda la muerte detrás de ello. Eso significa que puedo matar lo que sea, incluso si esa cosa es un Dios."
— COMO SI ME ATREVIESE A BROMEAR CON EL SAGRADO NOMBRE QUE ME HA DADO MI MADRE!!! Estamos encerrados ... Niñas busquen una grieta por donde podamos salir de aquí... —
Dicho eso 4 enormes espadas de color violeta aún mas grandes que su dueño abandonaron su invisibilidad dejándo ver a la mujer estas ademas de que flotaban por si mismas, cada una saliendo disparada en un punto cardinal buscando alguna salida.
El chico Otaku hablaba el Japonés antiguo, rústico y había palabras que no comprendía, en la escuela solo lo enseñaban por costumbre. No pensó que lo pondría en práctica nunca. Solo en caso de que fuera el mago que creó la Reality Marble, sacó su cuchillo.
— Te quieres hacer el tonto.. Basayeto.. No había escuchado un nombre así nunca. Al menos podrías esforzarte más. —
Sus palabras eran claramente confusas mas se acercó con calma a aquella mujer manteniendo sus ojos carmesíes en esta.
— Es un extraño aparato el que tienes en la mano mujer, puedes decirme que significa esa palabra Otaku y Cosplay? Lamento la descortesía, mi nombre es Bayaseto...
— huh.. Debe ser uno de esos Otakus con Cosplay. Que desagradable, de veras. —
Lo revisó por la orilla de su ojo, sin darle más atención de la debida. Chicos que salen de casa por primera vez en semanas solían tener esa actitud antisocial todo el tiempo. Solo dobló la esquina y se dirigó a la máquina expendedora más cercana y.. No estaba. Y los edificios, tampoco estaban. Ni la acera. ¿Qué le están tomando el pelo?
Su primera reacción fue llamar a Kokutou, pero no tenía señal.
El mestizo estaba petrificado en una pieza de ver a esa mujer en su vida le había visto pero por los diarios de su padre reconocía su rostro y sabía de su aterradora capacidad. ¿Que hacía esa mujer en una ciudad comerciante de época medieval? El error de un hechicero probablemente.
Sus carmesíes ojos no dejaban de ver los de la mujer los cuales según su conocimiento, no había secretos para estos.
