SigynFreyadottir

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Mi Reina. 😍

[code]Se separo levante de los brazos de su madre para poder mirarle nuevamente a los ojos, la tristeza en ello se había borrado, ahora brillaban, trasmitían felicidad en ellos, aquello le hizo esbozar una amplia sonrisa al ver su rostro, la sonrisa se mantuvo en su rostro al escuchar a su madre, un par de lagrimas volvieron a escapar pero ahora no eran de dolor, si no de alegría de saber que por fin su familia estaría juntos, unidos nuevamente sin nada ni nadie que les separa, busco rápidamente tomar la mano de su progenitora dejando un fuerte apretón y guiño su ojo en complicidad a lo dicho por su madre, tenía razón de nuevo eran un equipo juntas ellas dos, tan unidas como lo eran antes.

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-De nuevo las chicas contra los chicos mamá, de nuevo este equipo de 2 volvera a ganarles como antes.[/b]
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[code]La frialdad e indiferencia que destacaba en la diosa se desvanecieron ante el calor cálido que el abrazo que le daba su madre le brindaba, todo el rencor y odio que había generado se desvaneció de sus dedos, sus orbes se encontraron nuevamente con los esmeralda de su madre, apreciando el hermoso brillo que estos dilataban, un largo y profundo suspiro volvió a escaparse debido a las lágrimas que comenzó a derramar ante la historia que su progenitora le había confesado, ahora se sentía culpable de haberle juzgado y de haberse atrevido a rechazarle, pero su llanto se calmó cuando la mayor le proporciono caricias amorosas, volviéndose a sentir una pequeña niña de 4 años, dejo caer su cabeza en el hombro de su madre, mientras sus brazos seguían aferrados a la diosa de la fidelidad.


-Tengo que hacerlo, te debo la disculpa por tratarte tan mal hace un momento.


Aseguro la asgardiana, tras recibir el dulce beso que su progenitora depositaba en su sien, se quedó aferrada a los brazos de su madre a quien había extrañado por años, su atención se volvió a centrar en las palabras de su madre.

-Mi padre no pudo elegir mejor esposa que tú, yo y mis hermanos somos realmente afortunados de tenerles a ambos.


La diosa alzo su vista en cuanto los dedos se su progenitora rozaron su cabellera para volver a encontrarse con la mirada ajena.


-Estamos juntos de nuevo todos, no quiero volver a perderte.

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Te creo.

-Sonrió de lado. La razón por la que su madre había emprendido un viaje y los había dejado al cuidado de su tía fue la desaparición de su padre y él ya estaba con todos ellos. No había nadie en problemas y eso era como un gran logro después de tantos años pero más importante indicaba que nadie tenía una razón para dejar el grupo. Puede que la conversación de ese mismo instante con su madre la hubiera esperado desde el mismo día en el que salieron a buscarla, nada era más cierto que que el menor de los gemelos había tenido plenitud de tiempo para abarcar todas las posibilidades, pero nunca creyó que la del desenlace real fuera la más conveniente y feliz para todos-

Ya no hay necesidad de que se vayan por su cuenta. Todos hemos crecido, hemos pulido y mejorado nuestras propias habilidades y sabemos defendernos. No somos los niños indefensos e inexpertos que dejaste aquí cuando decidiste buscar a padre ... Así que si tiene que haber una nueva fiesta en algún otro reino o incluso en este, asegúrate de que quedamos invitados. Sobre todo yo~

-Terminando de hablar le sonrió de nuevo a su progenitora y aunque no era tan efusivo o expresivo con respecto a mostrar el cariño como su gemelo, acercó sus labios para dejar un beso en la frente de ella. Tan solo era una situación que consideró que requería de esa acción para zanjarla bien y que no tuviera más angustia-

[code]Sus manos se soltaron en cuanto su progenitora soltó las suyas, sus orbes se posaron en los orbes cristalizados de la diosa por las lágrimas que anteriormente su madre había derramado, pese a su orgullo y arrogancia la diosa del inframundo cedió a escuchar la razón de irse a su madre, se dispuso a escuchar con suma atención aquella historia a saber porque había tenido la desdicha de haber crecido sin su madre, exhalo un largo y profundo suspiro mientras su progenitora comenzaba a relatar los sucesos que la llevaron apartarse de su esposo e hijos; Tal como una estaca en su pecho fue lo que sintió la pelinegra ante lo que su madre le contaba, la había juzgado mal, su idea de abandono había cambiado radicalmente, Su madre no los había abandonado había sido una cruel victima de Malekith, Alith Anar y de sus elfos la hicieron una prisionera de su reino, un nudo se formó en su garganta, su mano se cerró en un puño en cuanto su madre volvió a soltar su mano, ahora el dolor se volvió en resentimiento y odio contra el Rey oscuro y sus elfos, por haberle arrebatado a su madre; Hela ahora se sentía culpable por haber tratado de manera cruel y fría a su madre que como ella había sufrido demasiado incluso mucho más, la diosa no pudo seguir reprimiendo sus lágrimas y están desbordaron sobre sus mofletes, le costó un par de minutos poder hablar, ni siquiera encontraba las palabras adecuadas para hacerlo, su madre había sido torturada y nadie había hecho nada para rescatarle, sus manos fueron tomadas nuevamente por la diosa de la fidelidad, sus orbes se posaron directamente en los azules celestes de su progenitora, podía notar en ellos el dolor y tristeza que estos cargaban, aquello le aseguraba que su madre le decía la verdad, dio un ligero apretón a las manos ajenas y acaricio con su pulgar el dorso de estas.





-Yo pensé…. Yo pensé que no, nos quería más y que te habías ido a otro reino que tal vez estabas ya casada y con otros hijos y NO, no tenía idea de toda la crueldad por la que tuviste que pasar Mamá, me siento el peor monstruo por haber pensado mal de ti, L-Lo siento tanto.

Titubeo con voz frágil en el vibrato de su voz, la cual se quebró y rompió finamente en llanto, lanzándose de nuevo a los brazos de su progenitora.
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-Esa historia anuló la parte de la personalidad de Vali que de algún modo lo protegía de ser herido. La acidez en su forma de hablar no se hizo presente más, ni tampoco los gestos de despreocupación y burla que tanto protagonismo tenían en su rostro habitualmente. Comprendió, al fin comprendió todo. Comprendió que él y sus hermanos no habían sido los únicos que habían sufrido, que no eran los únicos que habían estado asustados y se habían sentido perdidos y desesperados. En el transcurso de las palabras de su progenitora había estado mirando al suelo, se imaginaba en su cabeza cada escena, empatizaba, pero al mismo tiempo recordaba cómo fue vivir todo eso desde su lado de la historia.

Su forma de ser era despreocupada y sarcástica, pero podía ser realmente explosiva de sentir que lo requería, y en ese momento requería vengarse de quienes rompieron su familia, pero no lo diría abiertamente. Aún sin mirarla podía escuchar en el tono quebrado de su voz que su madre lloraba. En un momento también levantó la mirada para encararla-

Narfi y yo te buscamos por mucho tiempo. Viajamos a cada rincón de los nueve reinos, aunque cuando comenzamos éramos pequeños y no teníamos los mejores recursos, fue algo desastroso al inicio, pero por nuestra cuenta es que nos hicimos más fuertes. Narfi siempre fue quien le puso más esfuerzo a la búsqueda, aunque ... los dos te extrañábamos. La tía Sif siempre fue buena con nosotros, pero supongo que sentíamos que nadie podía reemplazarte. Lo único que debes lamentar es el día en el que se atrevieron a hacerte algún daño, madre ...

-A causa de todos los problemas que habían impedido que su relación familiar se llevara con normalidad no se sentía muy unido a sus progenitores, hacía mucho que se había convencido a sí mismo que no les necesitaba y así era en muchos aspectos pues ya había crecido, pero al final de todo eran sus padres, un lazo difícil de despreciar sin más sobre todo tratándose de él que tendía a restarle importancia con facilidad a las cosas-

[code]Hela siempre fue difícil al expresar sus sentimientos o lo que pensaba, creció con la idea de que se vería débil si lo hacía que no era digno de una diosa, así que su comportamiento siempre había sido frío e indiferente, no le gustaba para nada relacionarse, se limitaba hacerlo incluso a veces con sus propios hermanos, quienes eran más unidos y de alguna forma se apartaban de ella; Hela busco siempre imitar la actitud de su padre, pues él era su mayor ejemplo a seguir al desaparecer su madre. No negaría que había echado de menos ese calor maternal y el abrazar a su madre nuevamente, incluso había olvidado el dulce perfume que desprendía su progenitora, fue acogedor volver a vivir ese momento que había anhelado en sus sueños que había decidido guardar para sí misma, era un tesoro que no podía compartir con nadie más. Al apartarse de su madre, elevo su diestra para limpiar aquellas lágrimas que la habían traicionado, apretó sus labios mordiendo estos para evitar derramar otra lagrima, su actitud regreso a la seriedad y frialdad con la que siempre se le había conocido, paso saliva pesadamente y sus orbes ser centraron en la mujer frente a ella en la Diosa de la Fidelidad. Hela se apartó de la puerta y estuvo a punto de dar media vuelta, pero como era de esperar la diosa le siguió entrando a aquella habitación, las manos ajenas tocaron las suya, sus orbes bajaron a las manos de ambas.

-Soy la niña que decidiste abandonar, pero ya no hay nada de aquella menor, te lo puedo asegurar.

Libero un largo y profundo suspiro al escuchar a su madre y afirmo con su cabeza.

-Yo y mis hermanos merecemos saberlo, supongo que después de tantos años, tenemos que saber porque nuestra Madre se tuvo que ir de nuestras vidas.

Paso nuevamente saliva pesadamente y asintió, su mente viajo aquel recuerdo de su infancia, cuando su padre fue enviado al destierro. Esos recuerdos eran borrosos, pero sin embargo vagamente recordaba parte de ello.

-Todo es muy nítido, era demasiado pequeña… Pero si una parte recuerdo.
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¿Así que crees que disfrutaré la historia?

-Levantó las dos cejas, no sabiendo bien qué pensar al respecto. El contacto que generó su madre no le molestaba, no oponía resistencia ni hacía ninguna mueca. Cuando ella lo invitó a sentarse, hizo lo puesto, descansando la parte inferior de su cuerpo en aquel mullido lecho.

Captar los ojos acuosos de su madre le hizo cambiar de nuevo de actitud. Al fin y al cabo era alguien que huía del dolor, a su manera, pero lo hacía. Era consciente de que podría ser imposible, pero su reacción instantánea fue intentar aminorar el ambiente que comenzaba a cargarse de negatividad poco a poco, por los recuerdos dolorosos que se avecinaban. Se acomodó en una postura que reflejaba despreocupación y sonrió-

¡Vaya! ... Ya siento que me emociono. Como los viejos tiempos.