Y ahí estaba él, deambulando en busca de respuestas. Desde antaño inició la senda divagante, aspirando a algo, a algo cuya sensación le atormenta, y que le corroe el corazón haberlo asimilado.
Lo que afanó siempre estuvo con él... en la insondable oscuridad que lo cobijó desde tiempos arcaicos, pero que debido al negror no visualizó con claridad.