No lo llamaría tormento. - Replicaria ante su pregunta, y es que ciertamente no lo miraba de esta forma, hace tiempo atrás que había dejado de sufrir por tales cosas, a pesar de que su memoria aun punzaba en su alma cual si fuese una daga silenciosa.- Memorias de un pasado distante, si, eso es mejor. Fracasos y caídas, ideales erróneos que se probaron fallidos -Un resumen casi perfecto de lo que hasta ese momento ocupaba su cabeza, en un tono sereno, no tan suave para ser amable, pero tampoco duro para no verse agresivo, simple socialización.- El infierno personal de cualquier hombre. No?
-No hubo un rechazo ante la cercanía; tampoco alguna reacción que denotara nerviosismo, como si no pusiera demasiado peso al hecho que, aun tratándose de perfectos desconocidos, la mujer tomase proximidad con el varón al punto de tocar su rostro. Su expresión aún se mantenía con firmeza, a pesar de que no rechazaba la aproximación, su guardia en silencio se mantenía alta, analizaba cada movimiento, cada palabra de la mujer, así era Siegfried en fin de cuentas, confiarse demasiado ya antes había probado ser mortal para él.-
— Oh... —es lo único que emite como primera respuesta, una reacción que trae consigo una sonrisa soslayada sobre los labios "Confío en las casualidades" escuchó y el pecho le vibró bajo la dulce percepción de un alma, a su ver, casi que ingenua ante tal aseveración. Ella asintió y con libertad se permitió avanzar hasta plasmar ambas manos sobre el rostro ajeno en un toque cálido y sutil, casi menguando la dureza de sus facciones en la suavidad de sus dedos tersos— ¿Qué es lo que te atormenta? —su voz fue un susurro delicado, casi dulce como su mirada fija a la ajena, invasiva en ésta ocasión.
-Y es en ese punto, que una curiosa imagen se forma; no es un lugar optimo para una charla social ciertamente, el ambiente es frio, los copos de nieve caen delicados sobre los alrededores y a la vez ambos individuos, hay incluso una imagen lejana de algunos arboles con poco verdor debido al invierno.-
-A pesar de su anterior respuesta, el varon no baja su guardia, no parece estar a la defensiva, pero, sabe bien que un encuentro como este puede tener dos caminos, es analitico en cada expresion para poder determinar eso. Asi, la pregunta soltada lo hace quedar en silencio por unos instantes, solo para poder brindar una respuesta.- Confio en las casualidades. -Fue lo primero que respondio.- Eso es dependiente de cada individuo, los que han vivido lo suficiente tienden a ser mas analiticos en relacion a la vida. -Con esto, se deja visto que pese a su parecer, tiene un tiempo de vida mayor sobre su espalda, algo que hasta su apariencia muestra, en un rostro endurecido por el tiempo.-
Mmh... Casualidad, destino ¿quién lo sabe? —dice al avanzar, la distancia se acorta y con ello su imagen queda al descubierto total. De piel tersa y apariencia jovial, rondando la veintena, cabellos largos y oscuros— El hecho es que nos topamos aquí y me fue inevitable el observarte, y ahora tengo curiosidad ¿qué es lo que puede someter a un hombre a hundirse de esa manera en sus pensamientos? —por fin cerca se detiene, mas no invade su espacio personal, no aún al menos.
-Una risa sale de sus labios, tenue, le resulta gracioso que comentara tal cosa. Aunque debe admitirlo, si las intenciones fueran otras posiblemente el habría sido el primero en salir castigado por su descuido.- Una curiosa forma de verlo, aunque te doy la razón. -Es así que su meditación se detiene, desviando su vista para poder apreciar mejor a la recién llegada.- Aunque ¿A qué debo esta presencia? Seas quien seas
Estabas demasiado pensativo, tal vez por eso, o porque soy sumamente sigilosa~ —ríe con dulce encanto, lejos de ser enfadosa— Mucho cuidado, cualquier peligro podría llegar a ti por hundirte en tu mente de esa manera, te pillé con la guardia baja. —juega tan solo, saliendo de la sombra que le da refugio, dejándose ver al fin.
