ShinnosukeSato

R/Off: Gracias caballero, por aceptar mi solicitud.

Out: espero que pueda disculparme por no haber respondido su rol

R/Off: Mi personaje se acoplará a ello. Sí, me haría un gran favor si lo hace.

R/Off: Siendo sincera, prefiero que nos enfoquemos en el rol. En especial en el mundo de su personaje.

R/Off: No es nada. Espero desarrollemos un ameno escrito.

Rol/Off: Agradezco el aceptar, chevalier.

Pense que me dirias si volvias :/

OFF: Lo siento, cambié de rol a mi regreso >.< ¿Sigo tu turno con mi nuevo personaje?

Ooc: Sin cuidado.

El tiempo no era relevante cuando estaba junto a los demás. El gran lobo gris iba liderándolos mientras que el lobo negro jugueteaba con la loba de pelaje pardo. Ella, cual obediente, iba detrás de el líder mientras que más iban añadiéndose a los juegos del lobo negro. ¡Bang! Toda la manada se quedó petrificada, uno de los lobos bajó las orejas y el líder gruñó para después comenzar a correr, mandandole imágenes mentales a los demás de un camino no muy lejano. Ninguno dudaba de las decisiones del líder, ninguno titubeaba. Todos corrieron. Entre los troncos y arbustos se escurrían los últimos rayos de sol, a cada uno les llegaba el pequeño roce del calor que estos producían. Un roce de calor que no obligaba a la gran mayoría a sufrir una dolorosa transformación; sin embargo cuando ella sintió aquel roce de calor sobre su pelaje blanco se detuvo, puesto que sus músculos comenzaron a contraerse entre sí. Sintió sobre sí demasiado dolor y cayó en la tierra, gimoteando. El lobo gris se dio cuenta de como ella quedaba atrás y en el último instante los ojos verdes del animal chocaron con los suyos, azules, los cuales, al siguiente instante, eran un par de ojos humanos. El lobo gris seguía observándola y fue a él a quien reconoció al instante.

Paul

El lobo gris se volteó y siguió corriendo con la manada, huían de la amenaza de ser asesinados. La dejaron sola, ahora ella debía arreglárselas. Por un momento olvidó de qué estaba huyendo, el dolor de sus huesos le impedía pensar con claridad hasta que un par de disparos más en el cielo la revivieron y se levantó, tambaleante, haciendo un esfuerzo tremendo por mitigar el dolor. Corrió sin saber que dirección tomar, debía salir de ahí. Un disparo, ahora lo escuchó lejano, aminoró su corrida hasta detenerse y comenzar a respirar entrecortadamente apoyándose en un tronco. Sus pelirrojos mechones caían hasta su cintura, cubriendo parte de su piel desnuda. Necesitaba ropa. La amenaza de los cazadores se hallaba lejana por lo que caminó sosegadamente. Observó el cielo y, con la poca noción del tiempo que tenía, pudo deducir que la noche se acercaba y tras un tiempo de caminata, desnuda, observó una casa campestre, pero eso no llamó su atención si no la ropa que estaba colgada, lista para secarse. No le costó mucho ubicar un vestido veraniego. Tras arboles y arbustos se lo ajustó y finalmente, cuando se sintió segura, caminó hacia la dirección donde podía recordar que toda la civilización se encontraba. —Lorraine— El nombre le vino a la cabeza de una manera abrupta, ¡así se llamaba! Una nítida imagen de la casa de Paul vino precediendo su nombre y supo que ahí debía llegar.

—Bueno, no debo perder tiempo.

Sin importarle seguir descalza siguió caminando, pero con mucho más ánimo. Tal vez al llegar a la casa de Paul se encontraría con otro semejante a ella.