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—Nymería, Nymería...Creo que has puesto "Triste" a mi contenedor,¡Jajaja!— Se limpió una lágrima inexistente de forma dramática, algo tan falso como su preocupación por el contenedor de su espíritu—¿Qué sigue ahora?,Prometiste que el poder de la sangre de Odessa,sería mía o ¿Nuestra?—Comentó el hombre ahora observando el flujo del destino,bastante entretenido.—Las cosas están tornando bastante bien,terminaré por hacer caer a Sinbad en depravación es mi ficha clave—
 
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Las promesas eran siempre muchas, siempre constantes. Pero tampoco era idiota. El alma de David era demasiado poderosa para dejarla ir. El llamado fue hecho, así que en medio de la oscuridad, una leve luz iluminó el cuerpo de la fémina de cabello carmesí. — Nuestra suena mejor, David. Aunque aún no has demostrado algún tipo de lealtad a alguien que no seas tú mismo. — Se giró para darle la espalda, avanzó y después giró de nuevo. — Ahora mismo es mi momento con ella, David. Si la balanza de destino lo dicta... antes debo llevarla por el mundo de la corrupción, una vez que sea toda avaricia, es que tendrás que ayudar. — Nymeria y David eran sin duda seres despreciables, pero que lograban entender sus propias ambiciones. — Los llevamos primero al punto de quiebre, y entonces... es que vendrá lo divertid.
 
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