—Deberías confiar más en mí,cuando dije que esto sería un espectáculo era justamente lo que voy a mostrarte.¿Crees que Sinbad me traicione?,es una posibilidad que contemplé, pero es bastante astuto,como un zorro y sabe manejar bien sus fichas cuando sabe que su miserable vida depende gran parte de mí— Su atención fue llamada por aquella arma que la mujer le mostraba,pudo sentir la masa oscura que la formaba y esto formó en el rostro del sujeto una enorme sonrisota—Interesante regalo,cuéntame un poco de él, es como sí su alma se fuera a quedar prendida de ese artefacto con solo tocarlo—

—Por otro lado, queridisima, habrá tanta muerte en esta guerra que podrás saciar toda tu sed,gente queriendo luchar por sus estúpidos fines,incluso Sinbad sabe que obtendrá algo mucho más grande que Sindria y no quiere dejarlo atrás,

— Nunca puedes confiar plenamente en nadie. Mucho menos en tu contenedor. — negó con el rostro, pero la sonrisita no se iba de sus carnosos labios. Estaba satisfecha, era como una feria para ambos dónde solo ganarían más poder.
Cruzó ambos brazos por debajo de su pecho, apenas y realzando este un poco. Achinó la mirada y con aquella voz tan dulce como un atardecer en la playa, añadió.

— ¿Crees que sea posible que «el contenedor» tenga más aliados? Necesito que Odessa busque más poder de mi. Los sacrificios serán importantes en esta guerra que viene. — chasqueó los dedos, así que se abrió su portal. Ese dónde manejaba su dimensión propia. De dónde vino una preciosa espada con cosas incrustadas. Larga, mandoble, y aunque era brillante con tantas gemas, la leve luz que expedía Nymeria mostraba que el material base era oscuro. Los brillantes cubrían la parte de dónde se agarraba. Ni siquiera la tomó, solo la mantenía en el aire para que fuese apreciada. — Será mi regalo para Odessa. M

— ¿Mi lealtad?, bueno...asesinaré a Sinbad eventualmente por el poder absoluto. Eso quiere decir que lo sacrificaré para obtener nuestro poder, Nymería...No solo quiero el poder de Odessa, quiero el poder absoluto, pero bien lo sabes, ellos dos son la ficha determinante para lograrlo— Asintió de forma ligera, moviendo su cabeza repetidas veces. —Me gusta como suena,¿Quieres más pruebas de mi lealtad?, o ¿Con eso te basta?, estoy colocando en peligro mi contenedor, pero es un hombre que nació con esa bendición,yo confió plenamente en él—

Las promesas eran siempre muchas, siempre constantes. Pero tampoco era idiota. El alma de David era demasiado poderosa para dejarla ir. El llamado fue hecho, así que en medio de la oscuridad, una leve luz iluminó el cuerpo de la fémina de cabello carmesí. — Nuestra suena mejor, David. Aunque aún no has demostrado algún tipo de lealtad a alguien que no seas tú mismo. — Se giró para darle la espalda, avanzó y después giró de nuevo. — Ahora mismo es mi momento con ella, David. Si la balanza de destino lo dicta... antes debo llevarla por el mundo de la corrupción, una vez que sea toda avaricia, es que tendrás que ayudar. — Nymeria y David eran sin duda seres despreciables, pero que lograban entender sus propias ambiciones. — Los llevamos primero al punto de quiebre, y entonces... es que vendrá lo divertid.