[code]La ruidosa carcajada del hombre resonó después del comentario de la mujer, comprendía bien que lo que tenía en su copa pertenecía a un desafortunado, no precisamente a un animal, pero al menos agradecía el intento de engaño.
— Todo para ti, no puedo beber la sangre de un desafortunado...animal — La pausa fue suficiente para hacer ver que sabía bien de que contenía la copa. Como parte de una tribu con habilidades relacionadas a la vida y muerte, alimentarse de seres fallecidos estaba estrictamente prohibido, a menos que hubiera un ritual de respeto de por medio, incluso en algo tan simple como una bebida.[/code]
Arqueó las cejas, meciendo el vino rojizo en su copa en círculos, su atención se deslizó desde la copa de plata y rubíes al hombre. Con media sonrisa, respondió.
— El viscoso, salado y metálico líquido vital de un pequeño, desafortunado... —su mirar se volvió al tierno animal bajo su mano— animal. ¿Gusta de un trago? —Relató la mentira confianza innata, y extendió su copa hacia él, con una sonrisa traviesa.
