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-Alzo ambas cejas escuchando el relato de el demente chico y se cruzo de brazos- ¿Un regalo? Me sorprendes, de ti me perturba que sera, si es algun insecto considerate muerto, yo no tengo esos gustos tan vomitivos como los tuyos.

Pues no, creo que la muerte se ha olvidado de mi. ¡Ah, he ido a unos cuantos manicomios! Pero querían inyectarme cosas raras... -Respondió con su tono de voz chillón y agudo, hablando con falsa ternura. -Así que los maté a todos. ¡Y aquí estoy! ¡Tadá! -Exclamó con una emoción que daba hasta miedo. Luego, el chico volvió en sí, acercándose a la psíquica. - Pero no te preocupes. Te traje un regalito. Aún conservo mis buenos modales con las damas.
Escuchar esa voz chillona tan solo hizo que un escalofrio le recorriera por su cuerpo, era el en ese lugar de nuevo frente a frente, de verdad pensaba que jamas lo volveria a ver, la femina se giro para quedar frente a el y rodo los ojos molesto por el comentario- Ryusuke, perdon por no decir "Que gusto verte" ya te hacia muerto en un manicomio. ¿Que haces aqui? ¿Ni la mismisima muerte te aguanta?- cuestiono con una sonrisa de superioridad alzando su menton.

¡Miren quién está aquí! -A espaldas de la joven, apareció el asesino serial más peligroso y buscado por todo el continente de Asia, debido a su largo historial de crímenes y homicidios alrededor de él. - Han pasado unos años y veo que sigues siendo tan plana como antes... -Añadió, mirando con descaro el cuerpo de ella de arriba a abajo.

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