Quiso escucharlo con atención, así que separaría su rostro de ese abrazo para mirarlo, pero antes dejaría un beso en la piel de su cuello, lleno de un cálido sentimiento, aunque no era lascivia, incluso si Mao Ren podía provocársela con facilidad.

—Mhn. Conozco a Khan... Si concluyó su ciclo, ¿significa que Xiaoyu ha quedado devastado por eso? Khan regresará, siempre lo hace.

Explicó según lo que sabía. A pesar de conocer a Khan desde hacía siglos y considerarlo un verdadero ser apreciado, sólo conocía su ciclo primaveral y un poco el otoñal y eran abismalmente distintos. Le causaba gran curiosidad saber cómo eran el verano y el invierno para él.

Exhaló silenciosamente mientras sus dedos acariciaban el largo cabello oscuro del dragón, le seguía sorprendiendo cómo la sola presencia de Shaitan podía relajar su ser y ayudar a aclarar un poco el caos que solía haber en su cabeza, sobre todo en las últimas semanas.

—Xiaoyu... Mi pequeño, se enamoró de Khan, creo que lo conoces y no ha sido sencillo, no hace mucho concluyó su ciclo— Explicó en voz baja, hablando solo para él pese a que se encontraban totalmente solos.

Sólo respondió con un leve asentimiento. Sus manos sintieron el cuerpo que abrazaban mientras sus ojos permanecían cerrados.

—Mao... ¿has estado bien? Dime todo.

Habló contra su cuello, sin querer separarse ni un poco todavía.

Fue breve lo que duró su tensión involuntaria al sentir como le atraía, pues enseguida ese beso le hizo relajarse y cerrar los ojos para recibirlo, haciendo que su temperatura se elevara para intentar igualar la ajena.

—... Yo también, me hacía falta verte, más de lo que quisiera admitir— Lo abrazó finalmente, dejándolo estar ahí contra su cuello, disfrutando de su cercanía —¿Pudiste descansar en tu volcán?—

Se dejó limpiar, con la vista fija en el rostro de el, sintiendo como su cuerpo se tornaba más cálido, aunque era leve.

Rodeó su cintura con sus brazos, atrayéndolo más a sí y se inclinó para besarlo, disfrutando de sentir nuevamente su sabor. Al dejar sus labios se hundió en su cuello e inhaló, suspirando poco después, aún hundido.

—Hueles bien... Te he echado de menos.

Soltó un suspiro aliviado y se acercó a él a pasos calmos, al menos aquello no eran heridas y ello le hacía sentir mas tranquilo. Usando la tela de su manga se dedicó a limpiar esos rastros rojizos del rostro ajeno con toques suaves y dedicados.

—Entiendo... Me alegro que no seas tú quien sangraba, Shaitan— Musitó con media sonrisa, lo cierto es que el dragón no era el único emocionado por verse en ese lugar.

—... Mao.

Sus labios y su pecho se sintieron bien de pronunciar ese nombre, su ojo visible también brilló ligeramente al verlo.

—Cuando dejo mi volcán, salgo extremadamente hambriento. Es sangre de cordero... un rebaño de ellos.

—... ¿Esa sangre es tuya?—