Comencé a reír ante el comentario de 707 y abrí la imágen esperando verla mejor. Lo cierto era que no había tenido una apropiada comida en esos momentos así que, sí, las Honey Budha Chips se veían apetitosas. - Adivinaste, oh gran maestro. Jaja, seria bueno si pudieras enviarme unas. "Y sería un plus muy especial el verte también", pensé, sin escribirlo. Me divertía siguiendo las bromas de Luciel, de entre todos en la RFA era con el que más reía y no porque los demás no fueran graciosos, solamente que el humor de Seven era especial. - ¿Has trabajado mucho hoy? Recuerda que prometiste un viaje a la estación espacial, así que intenta no llegar al límite para que podamos ir sanos y salvos, ¿vale? Sí, estaba preocupada por él. Siempre exponiéndose a largas horas de trabajo. Igual que Zen, ambos trabajo-adictos.
No había mucho por hacer desde que estaba en el departamento de Rika, V me había dicho que me limitara a tocar lo menos posible por toda la cuestión de las alarmas. Así que cada día tenía una rutina asegurada, desayuno, caminata hasta el escritorio, checar la aplicación de la RFA y ver un poco de T.V para matar el rato, comida, más tiempo que matar y volver a la cama. Me encontraba en ese espacio en el que ingresaba al chat para ver si había alguien conectado pero no, a punto estuve de bloquear el teléfono cuando el sonido de un nuevo mensaje apareció. - ¡Pero si es el célebre 707! - escribí con una sonrisa en los labios. Menos aburrimiento para mi.
No era de extrañarse que en ciertas ocasiones la gente tocara a su puerta, algunas veces más que otras. Por lo general sus fans no eran de ese tipo acosador aunque había una que otra que era lo suficientemente valiente para dejarle cosas en casa, vaya, estaba acostumbrado al buen trato y mientras aquello no se volviera un caos todo estaba perfecto para él.
Se acerco a la puerta al escuchar el timbre y al abrir esta lo primero que noto es que no había nadie, se asomo incluso dando un paso hacía adelante cuando se topo con una pequeña caja con un listón rosado y algunas palabras típicas de una fan. Ya que se sentía bastante bien aquel día no le costo nada ahí mismo sentarse en el piso y tomar la caja entre sus manos, poco le duro el animo ya que apenas abrió la tapa de esta un minino brinco prácticamente de la caja yendo a encajar sus pequeñas uñas en su camiseta.
La reacción del albino no fue otra más que alejar al bicho tomándole apenas con las yemas de un par de sus dedos dejándolo eso si de forma delicada en la caja huyendo y arrinconándose en el primero lugar que encontró seguro, debajo de una mesa, a muchos metros de donde se encontraba el gatito llenando el lugar de gritos y estornudos que seguro alertarían a todos los vecinos.
