—No, son orejas de un felino, un gato, supongo... Por lo que es por eso que son suaves.—

El pelirrojo suspiró sintiendo las caricias en las orejas mientras que afirmó un par de veces para alejarse-

—Suficiente, son un tanto sensibles.

Apenas se sentó y tuvo el permiso se le acercó al mayor bien ilusionada al respecto. Levantó ambas manos y al mismo tiempo le tomó las orejas para masajearlas con sus dedos.
──son tremendamente suaves. - Tanto que se sorprendió.
──¿Se supone que son de zorro? O... Algo así?- preguntaba por curiosidad mientras analizaba el ángulo de las orejas, su altura, incluso los probables movimientos de estas. Eran orejas similares a la de los carnívoros.

—Si, puedes tocarlas.— Se sienta en el suelo mientras que suspira para cerrar los ojos. —Hahahaha—

──Mentira - Le infló las mejillas. ──Oh... Bueno todo en exceso es malo. - Vaya la hizo pensar antes de ponerse a pelear con el grandullón en forma de juego. Cuándo está aburrida le gusta atosigar a personas.
──Sett! ¿Me dejas acariciar tus orejitas?- le hace carita aver si logra convencerlo/?

—Todo hace daño...

── ¡Señor fumar es malo para sus pulmones!-