Al ver que se sienta, solo se rasca una mejilla al escuchar sus palabras, luego solo afirmaría como si realmente supiera lo que dice, para luego aparentar entenderlo y mencionar.

—Ah... Entonces es así... Cualquiera con magia es capaz de realizar eso... Pensé que era algo completamente suyo, algo que nadie más pueda imitar.—

Al saber eso solo dejó salir un suspiro para así darle una sonrisa un tanto confianzuda. Se sentaría en el cojín para así colocar la mano sobre la cabeza de la mujer, soltando una carcajada.

—Bien usar el fuego está bien, ahora veo que serás una gran subordinada. Tendré que entrenar contigo para explotar tus habilidades al máximo. Ya que yo solo recluto a los más fuertes.—

Si bien él había decidido el hecho de que ella sería su subordinada, al ella no negarse, lo tomó como que aceptó estar debajo de su ala.