Se detuvo y se volteó hacia ella, mirándola curioso y tranquilo. —¿De dónde? —Le extrañaba que una noble se percatara de la existencia de un sirviente. Quizás lo había confundido.

— Oh~ — Finalmente entendió, pero él seguía luciendo familiar. Lo siguió hasta donde él indicó aún sumida en sus pensamientos. Evocó en su memoria uno de los bailes de la familia a los que había ido, y justo en su memoria ahí, entre las mesas... El sirviente. Se detuvo al darse cuenta.
— Ya sé de dónde te conozco. —

Enarcó una de sus cejas al no tener respuesta inmediata; pero así como ella parecía estar estudiándolo, él la estudiaba a ella. Imposible que no recordara un rostro; él, que memorizaba cada rostro y nombre de cada persona con la que se cruzaba en su vida, cual si fuera una máquina.

Pero apenas ella se presentó, supo exactamente quién era. Hizo una leve reverencia respetuosa, e indicó a los estudiantes de Scarabia hacia dónde llevar el equipaje. —No me conoce... Sígame, la guiaré al dormitorio. —Le indicó, comenzando a andar, aunque cuidadoso de que ella se mantuviera a su lado o cerca.

—El líder del dormitorio es Kalim Al-Asim; hijo de la familia de comerciantes, Asim. —El apellido era bastante reconocido, así que imaginó que la joven sabría de quiénes se trataba—. Me parece que los Asim y los Parthevia han hecho negocios anteriormente.

Ese pequeño choque la hizo fruncir el entrecejo. Desvió la mirada hacia quien se había acercado a ella y también le pareció conocido.

Cruzó los brazos bajo el busto y le estudió a más detalle, tan concentrada que no le contestó de inmediato. Quizás hacerlo aceleraría sus recuerdos. — Serendine Du Parthevia. ¿Acaso... Nos conocemos? —

El día académico había finalizado, pero el resto de sus labores apenas comenzarían. Mentalmente organizaba sus actividades a hacer, puesto que durante el día habían surgido eventos que terminarían por retrasar algunas de sus tareas ya pautadas. Miraba un horario que llevaba en mano mientras se reorganizaba, por lo que no prestó la suficiente atención antes de tropezar suavemente con alguien.

—¿Mh? Lo siento. —Se disculpó en tono monótono con la joven de rostro ligeramente conocido, aunque no del todo. Trató de hacer memoria y miró los colores de su uniforme y eran los mismos que él llevaba; pero estaba seguro de que no la había visto antes en Scarabia—. ¿Estás ingresando hoy? Soy Jamil Viper, sublíder de Scarabia.