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SerendineDuParthevia · 31-35, F
El báculo la hizo retroceder un poco, pero cuando quien estaba a cargo se dirigió a ella supo que sólo tenía una oportunidad. Sacó de su bolsa un paquete envuelto en un pañuelo, lo retiró y tras avanzar hacia él le extendió un pedazo de escamas rojas que brillaban en un fulgor carmesí.
— Las aldeas están en peligro, la región entera. Se les llama "Dragones", y han aparecido varios. Aquí hay un veneno con el que podemos acabarlos... O eso espero. No sabemos demasiado sobre ellos, pero... Son muchos. —
— Las aldeas están en peligro, la región entera. Se les llama "Dragones", y han aparecido varios. Aquí hay un veneno con el que podemos acabarlos... O eso espero. No sabemos demasiado sobre ellos, pero... Son muchos. —
El pequeño demonio que le acompañaba que por nombre tenía Jaken dió un respingo: — ¡Pero que humana tan inoportuna!, ¿Cómo se atreve a dirigirle la palabra a mi amo?—Se acercó a ella para amenazarle con el báculo de dos cabezas — ¡Atrás!—
El Daiyoukai dirigió la mirada sobre aquella humana, no tenía razones para asesinarla, no aún. —Jaken— Le llamó, el pequeño demonio se ocultó detrás de él.
— Has venido aquí a buscar tu muerte, mujer—
El Daiyoukai dirigió la mirada sobre aquella humana, no tenía razones para asesinarla, no aún. —Jaken— Le llamó, el pequeño demonio se ocultó detrás de él.
— Has venido aquí a buscar tu muerte, mujer—
SerendineDuParthevia · 31-35, F
Tripulantes murieron, otros se echaron hacia atrás. Entre la gente callada y atónita por el ataque la humana se abrió paso hasta caminar al demonio, deteniéndose a un par de metros.
Tenía suerte de que fuese uno humanoide, con quién pudiese hablar. Una bestia descontrolada la retrasaría aún más. En esa isla se encontraba algo que necesitaba no para ella, para facilitar su futuro a través de un trueque.
— Sé que ustedes tienen un precio muy alto, tanto que no se cuenta en oro. Por eso tengo conmigo algo que podría interesarte, a cambio de tu guía para llevarme al nido de las arañas rojas. — Esperaba no fuese difícil. Tomaría un par de muestras e intentaría volver a casa. Eso si no la asesinaba primero.
Tenía suerte de que fuese uno humanoide, con quién pudiese hablar. Una bestia descontrolada la retrasaría aún más. En esa isla se encontraba algo que necesitaba no para ella, para facilitar su futuro a través de un trueque.
— Sé que ustedes tienen un precio muy alto, tanto que no se cuenta en oro. Por eso tengo conmigo algo que podría interesarte, a cambio de tu guía para llevarme al nido de las arañas rojas. — Esperaba no fuese difícil. Tomaría un par de muestras e intentaría volver a casa. Eso si no la asesinaba primero.
Cada barco que besaba el puerto era destrozado por los demonios y esta vez no fue la excepción, más se tardó en llegar que en ser atacado.
Sesshomaru uno de los más poderosos Daiyoukai, con un movimiento quebró la madera e hizo su entrada, hallar atacantes fue rápido y asesinar al capitán también lo fué.
Jaken, su demonio visir le comentaba que se habían equivocado de navío, que en ninguno de esos pedazos de basura se hallaba lo que buscaban.
— Qué perdida de tiempo— Dejó caer el cadáver entre los escombros.
Sesshomaru uno de los más poderosos Daiyoukai, con un movimiento quebró la madera e hizo su entrada, hallar atacantes fue rápido y asesinar al capitán también lo fué.
Jaken, su demonio visir le comentaba que se habían equivocado de navío, que en ninguno de esos pedazos de basura se hallaba lo que buscaban.
— Qué perdida de tiempo— Dejó caer el cadáver entre los escombros.
SerendineDuParthevia · 31-35, F
Desenvainar. A ella se le ensombreció la mirada al darse cuenta de un hecho bastante claro: el asesino seguía entre ellos.
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